Director Fundador: João Ruivo    Director: João Carrega    Publicação Mensal    Ano XIII    Nº151   Setembro 2010

Opinião

CRÓNICA SALAMANCA

Campus universitario de excelencia
versus campus pedagogicos

La arquitectura escolar, y la arquitectura universitaria en concreto, forman parte inseparable del proyecto educativo y formativo propio de la escuela, de las universidades, no es algo ajeno al ser y proyecto pedagógico que tales instituciones educativas pretenden desarrollar. El espacio, junto con el tiempo, forma un doble conjunto de categorías imprescindibles en la conformación de la identidad del hombre como individuo y de las sociedades, de todas y cada una de ellas, desde luego que también de sus instituciones.

La dimensión espacial de un establecimiento educativo, el entorno ciudadano o natural que lo acoge, la belleza y armonía de su construcción, la lógica interna de sus espacios, la adecuación y comodidad que presenta para las tareas docentes e investigadoras, la coherencia pedagógica que presente para el usuario o el visitante, entre otros aspectos, hacen de una universidad, de un campus universitario su reconocimiento de calidad, de atractivo, de recomendación para el estudio y la investigación.

La arquitectura universitaria (de alto o bajo nivel) no es un adorno suplementario, sino que es un elemento central de la oferta de calidad de una universidad, en cualquier parte del mundo. La arquitectura universitaria de calidad forma parte de su atractivo como institución para el estudiante, el profesor y los investigadores. No se puede instalar una universidad de cualquier forma, en un lugar indiferente, con materiales poco singulares, sin diseño ni identidad.

Por ello nos parece tan interesante la inclusión del factor espacial y arquitectónico que incorpora el programa de innovación universitaria que promueve el Ministerio de Educación de España bajo el rótulo general de “Campus de Excelencia Internacional”. La filosofía de fondo de este gran programa no es otra que la defensa de una universidad de alta calidad, pero bien acompañada de algunos elementos distintivos, entre ellos el espacio, los espacios universitarios, el campus universitario y su lógica arquitectónica y pedagógica.

La misma historia espacial de las nacientes universidades europeas, y más tarde extendida por todas las naciones del mundo, responde a la lógica de los valores y concepciones de la ciencia y la sociedad, tal como se perciben en ese momento histórico.

Así, el modelo arquitectónico y pedagógico de las universidades, que ha estado vigente durante siglos, ha sido el monástico y medieval, muy parecido a la organización espacial y espiritual de los monasterios. En él se está tratando de comunicar que hay que preservar el interior, que hay que excluir la vida externa, que todo lo importante desde el punto de vista espiritual y científico sucede dentro de las paredes y en los claustros del monasterio, o de las universidades.

Más tarde encontramos bien definido el modelo europeo de los espacios universitarios insertos en la ciudad (la Sorbona, Bolonia o Salamanca son un excelente ejemplo), donde comienza a producirse la comunicación entre ciencia, saberes y ciudad. Avanzando en el tiempo emerge el modelo de campus norteamericano, de grandes espacios, en el campo, pero en parte recluido y distinguido respecto a la ciudad, pues tiene vida propia. Últimamente se ha generalizado el uso nominal de campus para un grupo de instalaciones universitarias, ya forme parte de la ciudad o esté fuera de ella, siempre que mantenga una cierta afinidad temática o científica. Con ello se ha ido produciendo un eclecticismo espacial, que en ocasiones ha producido una evidente degeneración conceptual, espacial y pedagógica.

También se podría hablar con claridad de engendros, para referirse al amontonamiento desordenado de espacios universitarios, sumados entre sí para resolver un problema docente y organizativo, propio de una fase expansiva de la universidad, como se ha vivido en España, sobre todo desde 1975 a 2005. De ahí que en varias universidades encontremos ahora ejemplos de engendros o malformaciones de campus universitarios, sin lógica arquitectónica ni pedagógica.

En una universidad que pretenda ser de calidad, y reconocida como tal, debe considerarse mucho mejor la organización técnica y pedagógica de sus espacios, de sus campus. Debe ser capaz de dedicar un esfuerzo sostenido a diseñar campus con valor arquitectónico y pedagógico añadido, con una dimensión de utopía, como muy bien viene defendido el arquitecto Pablo Campos desde hace algunos años, con auténtica pasión universitaria, con criterio científico propio de la arquitectura, pero junto a otros procedentes de la pedagogía, la ética y la estética.

José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es

 

 

 

CRÓNICA

Cartas desde la ilusión

Querido Amigo:

En estos momentos estamos ya comenzando nuestra andadura por el nuevo curso académico, con nuestros alumnos atentos a todos los movimientos e indicaciones que les vienen de los profesores. La verdad es que, poco a poco, hemos ido transmitiendo nuestra inquietud a nuestros alumnos, y ahora vamos a tratar de hacerla llegar a los padres para estimular su colaboración, porque son uno de los tres pilares fundamentales de las comunidades de aprendizaje (junto con el personal del centro educativo –profesores y personal administrativo y de servicios- y los alumnos.

Estamos convencidos de que la comunidad de aprendizaje no sólo es una metáfora, sino una alternativa real a la instrucción tradicional. Como te comentaba en mi carta anterior, tenemos que comenzar a superar los presupuestos de la escuela que hemos vivido hasta ahora y que nacieron de la sociedad que creó la revolución industrial de hace un par de siglos. La instrucción tradicional tiene que “morir”, es decir, tiene que ser superada tanto desde sus planteamientos como desde sus prácticas. Ni teóricamente ni prácticamente es rentable mantenerse en los principios de la pedagogía llamada “tradicional” (y que, por desgracia, hemos practicado todos, porque todos los que estamos actualmente en el sistema educativo hemos nacido y vivido en ella). Por tanto, una de los primeros planteamientos que hemos asumido los profesores es que la escuela actual tiene que morir, o sea, tiene que ser capaz de superar la materialidad de lo que actualmente la encierra y la encorseta, para pasar a generar una escuela más dinámica (mucho más dinámica) que ofrezca nuevas posibilidades tanto a profesores como alumnos y padres y, ¿por qué no?, a la comunidad social en la que se inserta y vive cada centro.

Por eso, nuestra primera pregunta, como grupo de profesores que se ha constituido en comunidad de aprendizaje que quiere que realmente funcione, es: ¿qué sucederá si los profesores, los alumnos, los padres y la comunidad social nos unimos para darnos apoyo mutuo para el aprendizaje y el rendimiento? Evidentemente, no tenemos la respuesta cierta y definitiva, pero todos estamos convencidos de que esto nos aportará, a todos, una mejora desde el punto de vista de personal y desde el punto de vista profesional. Como personas, estamos convencidos de que todos creceremos, nos desarrollaremos, mejoraremos… Como profesionales, también tenemos la convicción de que cada vez actuaremos con más eficacia, que nuestros criterios serán cada vez más firmes y más garantes de la obtención de mejores resultados, y que, en definitiva, nos sentiremos más satisfechos con nuestras actuaciones, y con nuestra visión y nuestra misión que serán cada vez más ajustadas al futuro de la sociedad en la que nos toca (y nos tocará) vivir.

Pero también nos acucia una segunda pregunta: ¿cómo funcionará esto? Reconocemos que aún no tenemos pautas seguras en relación con la intervención. Pero creemos en nosotros mismos como profesionales y sabemos que pronto iremos descubriendo los modos adecuados de intervención educativa que nos lleven a conseguir nuestros propósitos. Sabemos que tenemos que lidiar todos los días con la incertidumbre, pero hemos adoptado un talante de progreso que se basa en el análisis del impacto de nuestras actuaciones en nuestros alumnos, en sus padres y en la comunidad educativa en la que nos desenvolvemos.

En el fondo de todo esto se encuentra nuestra convicción de que nuestro trabajo es de equipo, que nadie es más que nadie en nuestra comunidad, que todos podemos aportar nuestro “granito de arena” para construir nuestro futuro… En otras palabras, los profesores creemos que tenemos que dejar que sean nuestros alumnos quienes vayan, poco a poco, siendo capaces de auto-organizarse en equipos funcionales que no compitan entre sí, sino que colaboren para apoyarse y promover entre todos un mejor proceso de aprendizaje y de capacitación para la vida. Esto es posible (será posible) porque los profesores hemos asumidos que la función de guía y control se encuentra distribuida entre todos. Esto quiere decir que los alumnos tienen que asumir, poco a poco, sus responsabilidades en este sentido. Es evidente que, cuanto más pequeños sean, los alumnos estarán más dependientes de las decisiones de los profesores. Pero hemos establecido que, mediante el entrenamiento, los alumnos tienen que ser capaces de asumir, entre los 12 y 14 años, su responsabilidad activa en este proceso. Es, a nuestro juicio, el momento en que tiene que producirse el punto de inflexión que cambie la tendencia de la intervención del profesorado. A partir de ese momento, los profesores tienen que asumir su papel de meros “catalizadores” del proceso.

Estamos seguros de que lo conseguiremos. Creemos en nosotros mismos y en nuestros alumnos, y esperamos que la realidad del devenir educativo nos dé la razón. De no ser así, entenderemos que no hemos conseguido superar los principios básicos de la pedagogía del siglo XX, y que no hemos sido capaces de asumir los retos del siglo XXI en el que estamos plenamente inmersos.

Seguiremos comentando estas ideas y otras que nos irán surgiendo, así como las prácticas educativas que iremos poniendo en marcha.

Como siempre, salud y felicidad.

Juan A. Castro Posada
juancastrop@gmail.com

 

 

 

PRIMEIRA COLUNA

Na inovação é que está o ganho

Uma máxima muito utilizada em economia diz-nos que devemos saber transformar as dificuldades em oportunidades. Por outras palavras, é em momentos de crise que se descobrem novos caminhos de sucesso, que nos permitem alcançar melhores objectivos. Mas quando se fala em educação, esse caminho não deve ser encontrado à custa de medidas que condicionem o ensino e a aprendizagem das crianças, jovens e, numa sociedade que procura a aprendizagem ao longo da vida, dos adultos.

A inovação é um desses caminhos. Inovar pode garantir poupança e aqui entra outra «regra» da economia que muitos portugueses (e o próprio Estado) deveriam ter em conta: sem poupança não deve haver consumo. Significa isto que perante uma crise económica, há que encontrar formas inovadoras para garantir poupança e ao mesmo tempo o funcionamento das instituições.

O Ministério da Ciência e do Ensino Superior deu um exemplo. Com um programa estratégico desenhado e conduzido pela tutela, através da Fundação para a Computação Científica Nacional (FCCN), em conjunto com as Universidades e Politécnicos, reduziu os seus custos de comunicações em cerca de 20%, só no primeiro semestre.

Os dados revelam que com a generalização do VOIP ("Voz sobre IP") "os custos associados a comunicações reduziram-se de 4 para 3,3 milhões de euros entre o primeiro semestre de 2009 e o primeiro semestre de 2010, estimando-se que, no final do ano, a redução possa atingir cerca de 1,7 milhões de euros".

A inovação imposta pelo Ministério consiste num sistema que recorre à Internet para as comunicações de voz. Esta medida aproveitou a capacidade de interligação existente nos sistemas científico e de ensino superior portugueses.
 

Cativos, ou não

É sabido que as instituições de ensino superior portuguesas, pelo menos as públicas, vivem com orçamentos limitados e são obrigadas a recorrer a receitas próprias para fazer face aos seus compromissos e para garantir a qualidade das suas ofertas formativas.

Segundo o Ministério das Finanças todas as instituições de ensino superior públicas são obrigadas a constituir um fundo de 20% das suas receitas próprias, já a partir deste mês, o qual deverá ficar cativo.

Depois de terem assinado um contrato de confiança com o Governo, onde se comprometem a qualificar 100 mil cidadãos nos próximos quatro anos, universidades e politécnicos aguardavam, por parte do Ministério das Finanças, correcções que lhes permitissem assumir o compromisso com o Estado.

Finalmente, em meados de Agosto, foi publicado o despacho que permite, a título excepcional, que as instituições possam utilizar essas verbas desde que sejam fundamentais para a concretização dos seus objectivos e do contrato programa que assinaram com o Governo. Universidades e politécnicos suspiraram de alívio e podem encarar o novo ano com mais tranquilidade e quem sabe com mais inovação, como nas energias renováveis e na eficiência energética, às quais muitas instituições já aderiram. Na inovação pode estar o ganho, assim como numa gestão eficaz, sendo que esta última não deve ser penalizada pelas regras do próprio Estado...

João Carrega
carrega@rvj.pt
 

 

 

CRÓNICA

O Espectáculo de Fogo

É tudo tão denunciado, tão tragicamente recorrente – isto dos fogos de verão em Portugal – que os telejornais poderiam duma vez por todas poupar a inteligência dos cidadãos, evitando reportagens de longa duração, com repórteres vestidos de véspera a interrogar sobre o óbvio quem lhes aparece à frente e que mais precisava de recato e ajuda do que responder a meia dúzia de perguntas pacóvias.

Pródigos na parvoíce têm sido igualmente os ministros da tutela ao longo dos tempos. O destaque vai para o coveiro da Reforma Agrária, que relativamente ao ordenamento da floresta fez zero. Outro houve, mais recente, que afirmou qualquer coisa como para o ano já não vai ser assim, como quem acaba de descobrir a pólvora, salvo seja. O actual, já falou “em termos homólogos” para produzir que, os fogos deste ano estão em níveis razoáveis porque correspondem a um quinto dos ocorridos em 2005 e um terço de 2003 (anos de desastre nacional no que aos incêndios florestais se refere…). Porém, há bastante mais área ardida que nos dois últimos anos!

Vale a pena citar Agostinho Lopes, membro do Comité Central do PCP, em conferência de imprensa no início do mês de Agosto:

(...)” como sempre alertámos, o cerne do problema era e é o estado da floresta e das matas portuguesas. Ora, as questões estruturais da floresta, o seu ordenamento e gestão activa, e a chamada prevenção estrutural, não passaram do papel! Se dúvidas há sobre esta afirmação, é fácil comprová-la. Basta fazer o balanço de concretização da “matriz de responsabilidades e indicadores de implementação da Estratégia Nacional para as Florestas (ENF)”! Estratégia, aprovada pelo Governo, em Resolução do Conselho de Ministros de 15 de Setembro de 2006, após os desastres de 2003 e 2005.

Confluindo com políticas agro-rurais (e não só), que agravaram o abandono da agricultura e a desertificação humana e económica de muitas regiões, as políticas agro-florestais, pese as boas intenções afirmadas, patinaram, sem vencer estrangulamentos e défices causados pelas políticas dos últimos 30 anos. Nesse impasse, pesa como questão decisiva as consequências directas e indirectas da contenção orçamental, determinada pelo PEC. O forte e cego condicionamento financeiro, reduziu e estilhaçou os serviços do Estado para a Floresta (sistema de mobilidade especial, reconfiguração da Direcção Geral dos Recursos Florestais na Autoridade Florestal Nacional), atingiu drasticamente o investimento na floresta e o avanço no ordenamento florestal. Processo que acaba por frustrar a enorme disponibilidade, empenhamento e até entusiasmo de produtores e técnicos florestais, compartes dos baldios e o grande envolvimento das suas associações.”

O contrário é a delapidação do património florestal e pecuário e a garantia deste espectáculo de fogo anual, aproveitado para as audiências televisivas e uns quantos basbaques nos darem conta que continuam a ser isso mesmo: basbaques.

João de Sousa Teixeira
teijoao@gmail.com

 

 

 

Sinergias

Ele não é melhor que tu, mas serão melhores individualmente se trabalharem em conjunto.

Começo este artigo pelo que nos faz pensar, os neurónios, se porventura os compararmos com uma máquina de calcular será pouco, pois singularmente cada neurónio é capaz de pouco.

Na realidade cada neurónio não trabalha por si só, trabalha em sintonia com outros, e esses outros com outros em quantidade praticamente indeterminável, totalizando vários biliões de unidades e muitos mais de ligações, que se mobilizam para tomar decisões e acções singulares.

Assim se materializa a cerne fundamental do organismo biológico da terra que mais transformou e se transformou em todo o planeta, em número e em impacto sobre o mesmo e sobre todos os outros organismos.

Se intrinsecamente o ser humano assim funciona, com tremenda rapidez, fiabilidade, resistência, criatividade, de entre outros adjectivos inqualificáveis, porque a nível formal e organizacional essa realidade não se reflecte em todos os indivíduos?

Teoricamente um indivíduo deveria inserir-se voluntariamente na sociedade e participar activamente com um contributo espontâneo e construtivo, mas é o que inversamente acontece, cada vez se contribui menos, e com isso todos empobrecem e a sociedade enfraquece.

Normalmente olha-se para as crises como períodos assombrosos em que reina o medo e a incerteza, que por um lado o são, mas por outro lado conjunturam a oportunidade perfeita para as pessoas saírem da sua zona de conforto que deixa de existir e darem o seu contributo, para que daí não saia a ruína dos inúteis mas sim uma sociedade mais forte, mais sólida e mais adaptada a todos.

Certamente existem em todo o lado crises, todas as sociedades abrandam por algum momento na sua história, mas o saldo final não é o quanto abrandaram, mas sim os argumentos, a velocidade e solidez com que saíram dessa crise e se diferenciaram das demais.

Alves Largo


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