CRÓNICA SALAMANCA
Intolerancia Colegial

Los denominados Colegios Mayores son
instituciones vinculadas a las universidades, al menos a alguna de las
universidades españolas de mayor calado histórico. Nacieron en el
corazón de la Edad Media al amparo de las universidades más antiguas.
Merton College en Oxford, La Sorbonne en Paris, San Clemente en Bolonia,
o San Bartolomé en la Universidad de Salamanca, son vivos ejemplos de
estos establecimientos colegiales, que han superado con indudable éxito
el paso de los siglos, aunque hayan tenido que adaptarse en su
organización y objetivos a las exigencias de su tiempo respectivo.
Los Colegios Mayores habían nacido para acoger inicialmente a
estudiantes pobres, para ofrecerles una formación y ayuda complementaria
que les permitieran lograr la culminación de sus estudios en la
universidad donde estudiaban. Pero poco más tarde cambian de rumbo, y se
erigen en centros de privilegio y poder, pues se muestran excluyentes
hacia quienes carecen de pureza de sangre noble, hacia los estudiantes
carentes de medios económicos. De tal forma que eran en realidad centros
para la educación de jóvenes de las élites, lugares de corrupción y
disputa del poder al más alto nivel casi siempre, nada formativos ni
edificantes de moralidad y buenas costumbres. Si hablamos de España,
solamente existían seis Colegios Mayores entre el siglo XV y el XVIII,
de los que cuatro estaban ubicados en Salamanca, uno en Valladolid y
otro más en Alcalá de Henares. Todos en exclusiva para disfrute de los
hijos universitarios de la alta nobleza.
La degradación que fueron acumulando estos establecimientos, al paso de
los siglos, había alcanzado tales límites que un rey inteligente e hijo
de la Ilustración, Carlos III, ya en 1786 decide eliminar tales
privilegios y colegios. A pesar de las decisiones reales, más tarde y
con otras modalidades algo diferentes, por parte de los sectores más
conservadores e involucionistas vuelven a retomarse en España los
ideales elitistas de los Colegios Mayores. La transformación del modelo
de universidad del Antiguo Régimen en otro tipo de universidad promovido
por los liberales en el siglo XIX conduce a su desaparición definitiva,
según aquél viejo estilo de Colegio Mayor.
Sin embargo, con el triunfo del franquismo (1936-1975) se retoma en
España el antiguo modelo colegial elitista, tal como recoge la ley de
universidades de 1943, de neta orientación falangista, aunque le da al
establecimiento un perfil más ideológico y político. El Colegio Mayor es
concebido, en esa norma de elevado rango, como el principal instrumento
de socialización política de los universitarios españoles, como espacio
de cultivo del ideario y los valores del régimen franquista, como ámbito
selecto para el complemento formativo de las futuras élites dirigentes
de la nación española, tal como establecía Falange. De ahí que todos los
universitarios españoles, hasta 1975, al matricularse por primera vez en
una universidad debían estar adscritos a un Colegio Mayor, con
independencia de residir o no en el mismo. De esa manera eran vigilados
y controlados, e invitados a participar en las actividades formativas,
culturales y recreativas oficiales. Por ello en los años 1940-1970 se
construyeron al calor de las doce universidades estatales entonces
existentes un buen número de Colegios Mayores, sobre todo en Madrid.
La llegada de la democracia a España (plenamente en 1978, con la
aprobación de la Constitución) también supuso la transformación de buena
parte de los estilos de hacer y gestionar estos Colegios Mayores, que
por estatutos e ideario no son Residencias Universitarias, sin más. Sin
embargo, la inercia de las costumbres y el paso del tiempo, la
ineficacia de muchos gestores universitarios, el peso de la llamada
tradición, han favorecido la persistencia de algunos anacronismos en
varios de estos Colegios Mayores.
Buena muestra de lo que comentamos es lo sucedido hace pocas semanas en
Madrid. Es desde luego una imagen que no nos gustaría volver a ver
repetida nunca más en ninguna universidad. Es una secuencia de violencia
real, desproporcionada, ejercida por un grupo de unos 300 “colegiales
mayores” de la Universidad Complutense de Madrid, nada menos que contra
su Rector, el señor Berzosa. Este catedrático de Economía, de decidida
orientación progresista, se sitúa en proximidad ideológica a Comisiones
Obreras y al Partido Socialista Obrero Español.
Al parecer existían algunas deficiencias en las instalaciones y
mobiliario de varios de estos Colegios Mayores, en parte como
consecuencia de la falta de asignación económica suficiente desde el
rectorado para mantenimiento de instalaciones. El rector a su vez lo
achaca al gobierno de la Comunidad de Madrid (Partido Popular),
responsable del presupuesto, que no concede a la Universidad Complutense
el dinero suficiente para gastos generales de funcionamiento.
Pero lo que parece que ha desencadenado la propuesta airada, violenta,
insultante, vociferante, grosera, incívica de estos universitarios
“colegiales mayores”, es que el equipo de gobierno de aquella
universidad estaba decidiendo suprimir el carácter exclusivamente
masculino, o femenino, de varios de estos Colegios Mayores, y
convertirlos sin más en mixtos. Este, dicen estos inmovilistas y
reaccionarios estudiantes, es el motivo fundamental de su protesta. No
quieren que se cambie nada de tales formas anacrónicas y
ultraconservadoras de organizar y relacionarse dentro de los Colegios
Mayores. Desean, sin más, que los chicos con los chicos, las chicas con
las chicas, para sostener un régimen vulgar de organización y
segregación machista de vivir, comer, dormir y actuar “culturalmente”.
Es evidente que defienden su “modelo” de Colegio Mayor a la fuerza, con
violencia, sin respeto a decisiones y acuerdos democráticos, ultrajando
y pisoteando la figura y la persona del rector Berzosa, que fue escupido,
agredido, y tuvo que verse protegido como pudo de la intransigencia, de
la intolerancia, de la fuerza bruta de un grupo de reaccionarios machos
ibéricos que querían tomarse la justicia por su mano. Contra todos,
contra la historia, la razón, contra la autoridad reconocida
representada en la figura del rector Berzosa. Eso, así, a favor de
ciertos privilegios y tradiciones elitistas, oscurantistas y rancios que
para ellos son inamovibles.
José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es
LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA
ACOGE LA EXPOSICIÓN
"Atrapados em el Hielo"
La Obra Social de Caixa Catalunya, con
la colaboración de la Universidad de Salamanca, presenta su exposición
Atrapados en el hielo sobre la expedición que hizo Ernest Shackleton a
La Antártida y que puede verse en la Sala de Exposiciones Hospedería
Fonseca desde el 22 de abril hasta el 6 de junio de 2010.
Atrapados en el Hielo documenta uno de los más increíbles episodios de
supervivencia en la historia de las expediciones de todos los tiempos y
reúne por primera vez todo el material fotográfico y cinematográfico del
fotógrafo australiano Frank Hurley, realizadas durante la travesía de
Shackleton de 1914. Caixa Catalunya quiere, con iniciativas como esta
muestra, acercar a toda la sociedad a la cultura y a la ciencia de una
forma didáctica, entretenida e interactiva.
El Comisario de la exposición es Jerónimo López, profesor de Geodinámica
Externa de la Universidad Autónoma de Madrid y responsable de numerosos
proyectos científicos e investigaciones sobre la Antártida. La muestra
cuenta con el respaldo del American Museum of Natural History de Nueva
York, quien organizó, en abril de 1999 en Nueva York, la exposición The
Endurance: Shackleton’s Legendary Antartic Expedition en la cual se basa
la muestra organizada por la Obra Social de Caixa Catalunya. Las
imágenes proceden de las colecciones de Royal Geographical Society y
Scott Polar Research Institute y la State Librery of New South Wales.
La exposición de la Obra Social de Caixa Catalunya cuenta con un total
de 167 fotografías en blanco y negro y en color que se han hecho a
partir de las placas y negativos originales de Hurley, así como del
álbum de fotografías que realizó a bordo del barco Endurance. En
conjunto, la más completa colección del material fotográfico y
cinematográfico del fotógrafo australiano. 
CRÓNICA
Cartas desde la
ilusión

Supongo que, en alguno de los días
anteriores, habrás hecho a tus alumnos la pregunta “¿por qué llueve?”,
como formulación de una tarea que deberían realizar para poder
desarrollar las competencias que se espera de ellos según su nivel de
desarrollo personal y académico/profesional. Y supongo, también, que lo
primero que habrás propuesto será que tus alumnos consigan formular los
objetivos que la realización de esta tarea les permitirá alcanzar. Esos
objetivos, tal como indicara Bloom en 1956, pueden formularse tanto para
el ámbito cognitivo, como para el comportamental y el emocional. De
hecho, si estamos tratando de ayudar a nuestros alumnos a desarrollar
sus competencias básicas no podemos perder de vista estas tres
dimensiones fundamentales de saber (dimensión cognitiva), saber hacer (dimensión
comportamental) y saber estar/ser (dimensión actitudinal), junto con las
dimensiones adicionales de querer hacer (es decir, la motivación de
nuestros alumnos) y poder hacer (o sea, llevar a cabo lo que se entiende
como “liderazgo compartido”).
Aunque parezca trivial, preguntarse dónde se quiere llegar, es decir,
qué objetivos o metas se quieren conseguir o alcanzar, no siempre es un
hábito consolidado en los estudiantes y, sin embargo, es condición
indispensable para avanzar de forma reflexiva en los siguientes pasos
del proceso.
Pero, en este sentido, los profesores estamos altamente implicados
porque no entrenamos a nuestros alumnos a que, desde muy pequeños, sean
capaces de decidir qué es lo que quieren. Se lo decimos nosotros (si es
que lo decimos) y los alumnos se acostumbran a asumir acríticamente
nuestras decisiones. Normalmente nos justificamos por el hecho de que
nuestros alumnos “son muy pequeños y no son capaces de decidir qué es lo
que quieren”. Pero esto sucede a los 6 años, a los 7 años, a los 8 años…
a los 12 años, a los 13, 14, 15, 16… ¡y nunca nuestros alumnos van a ser
capaces de tomar decisiones acerca de los objetivos que tienen que
alcanzar! La razón última es que en el centro educativo no se ha seguido
una política de fijación de objetivos por los alumnos desde pequeñitos.
Es evidente que, en los cursos iniciales, tiene que ser la/el profesora/or
quien guíe de manera contundente la fijación de objetivos, y, poco a
poco, a lo largo de los años, conseguir que los alumnos vayan tratando
de formular sus metas (personales, académicas, competenciales, grupales,
etc.) sobre la base de su experiencia anterior acumulada.
Es decir, los docentes debemos conseguir que se hagan explícitas las
metas asumiendo que, a pesar de esta declaración, no siempre se
comprenden bien esas metas, sobre todo en los niveles de la Enseñanza
Primaria, y sabiendo, además, que nuestra labor será más intensa en esos
niveles más iniciales, ya que nuestros alumnos dependen, en mayor grado,
de nuestras indicaciones.
Por otro lado, no sólo debe dejarse claro dónde hay que llegar sino
también los criterios de calidad, es decir, lo que tendremos en cuenta
para juzgar si la tarea está bien resuelta, o no lo está. Pero nuestra
práctica habitual no incluye este tipo de actuaciones, ya que los
profesores guardamos para nosotros mismos los criterios que guían o han
de guiar la valoración de los trabajos, tareas, etc., de nuestros
alumnos y de su desarrollo de competencias. Deberíamos comenzar a
cambiar este tipo de actuación, y fijar, declarar y publicar los
criterios de valoración de las actuaciones de nuestros alumnos para que,
en un momento determinado, puedan llegar a ser los propios alumnos
quienes, a la luz de esos criterios de calidad publicados, valoren sus
trabajos y tareas (auto-evaluación) y sean capaces de valorar los
trabajos y tareas de sus colegas (evaluación por los compañeros).
Esto quiere decir que tenemos que comenzar a fijar esos criterios que
guían nuestras evaluaciones en matrices de valoración (en inglés,
rubrics). La utilización de estas matrices supondrá, sin duda, una
apuesta por la mejora de la calidad del proceso de enseñanza/aprendizaje
(cosa que ha demostrado suficientemente la literatura científica
existente sobre dicha utilización).
Como siempre, salud y felicidad. 
Juan A. Castro Posada
juancastrop@gmail.com
PRIMEIRA COLUNA
A queima das ditas

Abril e Maio são por excelência os
meses em que as academias realizam as suas Semanas Académicas ou as
tradicionais Queima das Fitas. De Norte a Sul, da Madeira aos Açores,
durante uma semana as actividades lectivas são substituídas pela
tradição académica, pelo convívio e pela festa, que também devem fazer
parte do processo formativo de quem estuda no ensino superior.
Muitas instituições optam mesmo por libertar os alunos das actividades
escolares durante o período em que se realiza a festa. E diga-se que é
preferível que assim seja. Ganham as instituições que não têm aulas sem
alunos, ganham os estudantes que assim podem participar sem qualquer
complexo de culpa (se é que ela existe) nos concertos, nas garraiadas e
em todas as outras coisas boas que as semanas académicas trazem, e ganha
a economia, uma vez que aquilo que é gasto e investido nestas
iniciativas são muitos milhares de euros.
Considerandos à parte, confesso-me fã das Semanas Académicas e daquilo
que elas podem representar para os jovens. Há 13 anos atrás, quando as
novas tecnologias davam os primeiros passos, os e-mails eram quase uma
miragem e ainda nem se falava de máquinas fotográficas digitais
lembrámo-nos de editar um Diário Académico. Um jornal tablóide, impresso
todos os dias de madrugada, e produzido na totalidade por apenas dois
jornalistas (eu e o Vitor Tomé). Devo confessar que foram poucas as
horas dormidas, já que a noite encerrava ao nascer do sol e ainda
tínhamos que escrever os textos, revelar as fotografias e imprimir o
jornal numa velhinha offset do Reconquista.
Às 11 horas o Diário Académico era distribuído. E às 15 horas voltávamos
a pegar no bloco de notas e nas máquinas equipadas com rolos de 100 ou
400 ASA. Assim foi durante cinco dias e cinco noites. Não nos queixámos
e no ano seguinte já havia propostas para que repetíssemos a maratona.
Não o fizemos. Hoje colocar no terreno um diário como aquele seria bem
mais fácil. As novas tecnologias fazem-nos ganhar tempo, a internet é um
instrumento poderoso e os estudantes continuam, nessa semana, animados
como nunca.
Viver o espírito académico também passa por estas vivências, as quais
devem ser desfrutadas com alegria e responsabilidade. Se assim for,
todos saímos a ganhar. E um dia mais tarde, já com o curso concluído,
esses momentos farão parte da história de cada um... 
João Carrega
carrega@rvj.pt
CRÓNICA
Das Tragédias

Anda o mundo às avessas
e, para maior galanteria,
os que hão-de valer não valem
e os que valem não têm valia.
Outros para valer se valem
do valor de quem o cria,
até que as avessas do mundo
lhes dêem a volta um dia.
(“Poesia de Costumes”)
1. Por altura da aprovação do PEC na
Assembleia da República, o Necas andava um tanto nervoso por via ainda
da irritação que tanta chuva lhe provocava. Perante a mal disfarçada
inquietação, entendi facilmente que vinha aí pergunta.
- Ouve lá uma coisa, é como ele diz quando quer perguntar, afinal o tal
pacto de estabilidade é para estabilizar o quê?
- Podes reformular, para eu ver onde queres chegar? – Quis eu aclarar as
coisas.
- Então, quem o propõe, pede contenção, compromisso e paciência; a
esquerda não o vota e apelida-o de coisa ruim e a direita, pois, está
bem, vamos lá, não sei, pronto: come mas não gosta. Afinal o PEC é para
estabilizar o quê?
Congelam-se salários, aliena-se património e aumentam-se os impostos
para estabilizar, para crescer? E o sector financeiro, que está no cerne
de tudo isto, continuando a aumentar os lucros de milhões, não é para
aqui chamado?
- Ó Necas, as tuas dúvidas são ao mesmo tempo as respostas ao que se
passa na realidade, isto é, quem paga as crises são sempre os mesmos, a
não ser que “os mesmos” ganhem força suficiente para virar as coisas. E
rematei depois: numa sociedade de classes os interesses não se
conciliam; luta-se pela sua concretização.
Nesta altura, o Necas já ali não estava. Sumiu-se entre a gente que se
manifestava por emprego com condições, junto à Assembleia de República.
2. Comemoramos agora os 36 anos da
Revolução de Abril. O mês ainda se chama Abril, mas de revolução o que é
que temos? De promessa em promessa, de logro em logro, com epíteto de
melhorar, de corrigir, de estabilizar e crescer, que temos nós país,
povo que se empenhou para que Abril fosse uma realidade? Que sementes
têm estes cravos, que só nascem cardos?
O país modernizou-se, dizem alguns. E para que serve a modernidade se
não saio da cepa torta, como diz o Necas?
Comemoramos Abril, sim, o que nos trouxe os cravos, mas também o que nos
permitiu melhores condições de vida na família, na escola e na
comunidade. Mas Abril com chuva, esse que se confunde com Novembro e nos
dizem ser para estabilizar e crescer, quando na realidade o que
estabiliza é a miséria e o que cresce é a instabilidade e as más
condições de vida, para esse Abril não. Contribuímos 48 anos para esse
Abril em Portugal. 
João de Sousa Teixeira
teijoao@gmail.com
|