Director Fundador: João Ruivo    Director: João Carrega    Publicação Mensal    Ano XII    Nº139    Setembro 2009

Opinião

CRÓNICA SALAMANCA

Jubilamos en la Universidad

La jubilación (aposentamento) es una conquista de las sociedades contemporáneas con un mínimo de organización de servicios públicos, que ha adoptado el formato de derecho reconocido para los trabajadores mayores de 65 años, o en algunos casos de 70. Para llegar a ese resultado social han sido precisos muchos años de lucha, negociación entre trabajadores, sindicatos, empresarios, grupos políticos en el Parlamento. Toda una vida de trabajo en la empresa o en las administraciones merece una compensación al trabajador o al funcionario para no tener que trabajar más años, recibir una paga o salario de jubilación digno si ha cotizado a la Seguridad Social, y tener la oportunidad de disfrutar aún de algunos años de razonable salud y movilidad, de ser feliz de otra manera diferente a la de todos los años anteriores de vida. Las universidades son instituciones cada vez más complejas, que de ninguna manera pueden mostrarse ajenas a la ley ni a los movimientos sociales. Hasta hace pocos años el fenómeno de la jubilación en la universidad española resultaba puntual y casi anecdótico, pues las personas que alcanzaban los 70 años (cifra referencia definitiva de años para jubilarse de forma obligatoria) eran en conjunto muy pocas, pues eran los profesores (y algún miembro del personal de administración) que habían sido capaces de superar con creces la edad media de vida, y los que procedían de un modelo de universidad minoritaria, elitista, pequeña. No era un número significativo de profesores o personal de administración y servicios el que iba engrosando el sector de los jubilados.

Sin embargo, en los inicios del siglo XXI, ahora sí, se está comenzando a vivir en nuestras universidades un ciclo histórico en que los profesores que se jubilan, y en menor medida el personal de administración, forman un cupo numeroso cada curso académico que concluye. Las estimaciones de conjunto para la universidad española hablan de 2018 como una fecha de referencia para el inicio de la jubilación masiva de profesores, pues 40 años atrás se había producido en España el fenómeno inverso de entrada masiva a la universidad de jóvenes profesores, para cubrir las demandas de una población juvenil que llegaba de forma impetuosa y masiva a las puertas de la universidad, resultado a su vez del <baby boom> y del llamado milagro económico español de los años sesenta. Es decir, para los profesores de más de 70 años hoy solamente queda la opción de ser nombrados por su universidad con el rango de “profesor emérito”, por un plazo corto de dos ó tres años, si desean continuar vinculados a la actividad científica que venían desempeñando. De otra forma ya no pueda mantener una vinculación oficial con la universidad. Pero en los últimos años ha aflorado en varias universidades el movimiento sindical-negociador para adelantar la jubilación opcional de los profesores a los 60 años (si se cumple un número determinado de años de cotización), en forma de prejubilación, como ya se ha implantado para los profesores de educación infantil, primaria y secundaria del resto del sistema educativo. Así se fomenta el rejuvenecimiento de la plantilla de la universidad en su faceta más amable, pero en la opción más perversa esa medida a veces también sirve a los gestores universitarios (muchos de ellos teñidos de tecnocratismo) para abaratar costes de profesores <seniors> que resultan muy caros al presupuesto universitario, incorporando como sustitutos a profesores jóvenes ofreciéndoles contratos basura. El debate está en el ambiente universitario, en los equipos de gobierno, en las negociaciones con las autoridades políticas, en las Juntas de Personal, en los sindicatos, en los pasillos y cafeterías de los Facultades, en la reflexión de muchos profesores que van alcanzando una edad en que este tipo de opciones comienzan a ser frecuentes.

Por otra parte, como emergen nuevas circunstancias de salud, bienestar, y también de envejecimiento demográfico de la sociedad, cada vez son más los profesores universitarios que a los 70 años se encuentran en plenitud de producción intelectual, con gran capacidad de aportar experiencia y apoyo en la investigación científica de muchos campos, y que vendrían muy bien con sus cuotas de impuestos a las arcas de Hacienda, del Estado. Esto es especialmente relevante en una sociedad que envejece de forma acelerada, con pocos jóvenes que se incorporan al mercado de trabajo. Es una nueva versión del discurso neoliberal.

En contrapartida, son también muchos los que opinan que prolongar de forma indefinida la vinculación con la universidad de los profesores más mayores ( y no siempre prestigiosos docentes o investigadores), a veces podría suponer prolongar el gobierno de los mandarines, de profesores con formas de hacer muy contaminadas de autoritarismo y de un modelo de universidad autocrático, y retrasar de forma indebida la necesaria renovación de la sangre universitaria y de su correcta circulación con la incorporación más rápida de jóvenes valores. Podría ser una apuesta por el inmovilismo si el fenómeno fuese de cierto impacto numérico, lo que negaría de raíz la clave del éxito en una institución como la universidad, donde el afán de mejora y renovación es una de sus cualidades más visibles y necesarias.

No menos cierto es que, de forma excepcional, habría que reservar un espacio, por pequeño que fuese, a figuras relevantes de un campo científico determinado (eso sí, muy relevantes) que deseasen mantener una colaboración, no para entorpecer, sí para enriquecer a los grupos de investigación o a la formación de doctores. Pero esta medida tendría que ser absolutamente excepcional.

El debate, por tanto, está sobre la mesa, en la universidad y en la sociedad.

José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es

 

 

 

CRÓNICA

Cartas desde la ilusión

Querido Amigo:

Cuando leas esta carta ya estarás desarrollando tu labor cotidiana en la educación de tus alumnos, de la misma manera que yo estaré, también, tratando de sacarles adelante para que sean buenas personas y excelentes ciudadanos.

Siguiendo las ideas de mi carta anterior, y para tratar de comenzar a transferir a mis alumnos la responsabilidad de su propia educación (yo quiero ser un simple “catalizador”, como te decía entonces) he tenido una sesión al principio del curso en la que invité a todos a reflexionar sobre la siguiente narración. La tengo en Power Point, sobre algunas fotografías interesantes, pero aquí no puedo reproducirte la presentación tal como yo la tengo. Por eso, sólo te escribo el texto. Un carpintero estaba listo para jubilarse. Le dijo a su jefe sus planes de dejar el negocio de construcción de casas y vivir un estilo de vida más descansado con su esposa, para disfrutar de su familia; él extrañaría el pago pero necesitaba retirarse. El jefe se sintió mal por perder a tan buen trabajador y le pidió si él podría construir una última casa, como favor personal. El carpintero le dijo que sí, pero al mismo tiempo se notaba que su corazón no estaba en su trabajo. Hizo un trabajo mediocre y usó materiales inferiores; fue una manera triste de terminar una carrera de dedicación y trabajo. Cuando acabó el trabajo, el jefe vino a inspeccionar la casa y le entregó las llaves al carpintero. “Esta es tu casa”, le dijo, “mi regalo para ti”.

El carpintero estaba atónito.

¡Qué pena! Si él hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho diferente.

Una vez leída esta historia despacito, les indiqué que discutieran, en pequeño grupo, sobre lo que le pasó al carpintero y que sacaran conclusiones para su propia vida.

Creo que esta historia les impactó enormemente. Por eso, les repartí una hoja a cada uno en la que se narraba la historia y les invité a que la leyeran en su casa, con sus padres y sus hermanos. Al día siguiente, volví a indicarles que comentaran en pequeño grupo lo que habían compartido con su familia en sus casas. Fue genial. A continuación te escribo algunas de las muchas cosas que allí salieron…

1- Así es con nosotros. Construimos nuestras vidas, cada día, a menudo, poniendo menos de lo mejor en la construcción; después, con asombro, nos damos cuenta que tenemos que vivir en la casa que construimos.

2- Si pudiéramos empezar de nuevo, lo haríamos diferente, pero no podemos regresar al pasado.

3- Tú eres el carpintero de tu vida, cada día clavas un clavo, o levantas una pared. Tu vida es la casa. Tu actitud y lo que escoges hacer hoy, construirá la casa de tu mañana. Algunos padres me hicieron comentarios muy jugosos sobre esto… Espero que te haya gustado y puedas aplicarlo también con tus alumnos.

Como siempre, salud y felicidad.

Juan A. Castro Posada
juancastrop@gmail.com

 

 

 

CONTRA-BAIXO

As Artes no Superior

O relatório “Reformar o Ensino Superior das Artes e Cultura em Portugal” é um documento de extrema importância. Contam-me que na sua apresentação, na Casa da Música, no Porto, o maestro José Luís Borges Coelho discursou de forma brilhante e reveladora e é pena que a comunicação social não tivesse dado eco, o que é, desde logo, revelador do ponto sensível em que nos encontramos.

Um primeiro problema destacado no relatório é a dimensão do sector que embora tenha crescido de forma rápida nos últimos anos, poderá não ter capacidade de resposta para as crescentes necessidades. O segundo, a dramática falta de valorização deste tipo de ensino, pelos pares no Ensino Superior e pela sociedade em geral. Talvez por isto mesmo, a apresentação deste relatório tenha passado praticamente ao lado dos portugueses.

Foram identificadas oito áreas de acção: Expansão do Ensino Superior Artístico; Racionalização das qualificações neste nível de ensino; Atracção de professores de alta competência; Melhoria do processo de ensino e aprendizagem; Apoio à pesquisa de qualidade; Promoção da racionalização do sistema; Ligação do Ensino Superior Artístico à economia e sociedade, no contexto da globalização; Fornecer orientações estratégicas para o sector.

Como se pode verificar, um dos aspectos mais positivos desta reflexão é a sua abrangência e o facto de não se centrar nas mudanças de ordem governamental. Há muito a mudar nas Universidades e Politécnicos, nos professores, nos alunos, nos pais, nas empresas, nas Academias e Conservatórios. E é precisamente este largo espectro de necessárias mudanças que me preocupa. Somos ainda um país demasiado dependente do Estado e centralizado e será necessário criar um movimento que envolva todos estes actores. Precisamente, uma das recomendações vai no sentido de o sector se reunir numa associação profissional independente, que possa representar os seus interesses como um todo.

O painel reconhece, também, que embora os dados concretos disponíveis sejam pouco claros, a generalidade dos actores consideraram muito frágil o relacionamento entre instituições de Ensino Superior Artístico e diversos sectores da sociedade, dando conta das muitas barreiras existentes. Refere-se ainda a fraca capacidade de as instituições portuguesas atraírem estudantes de outros países (4,5% em Portugal, sendo a média europeia de 7,6%), por oposição a um normal fluxo para fora de alunos nacionais (2,8%).

Finalmente, um dos aspectos que é focado, embora de forma marginal, é o facto de o Ensino Secundário não estar a contribuir para um fortalecimento do sector, questionando mesmo o que está a ser feito para incentivar os jovens para seguir uma via que, verificou também o painel, garante com relativa facilidade, emprego.
Estes meus comentários dão apenas uma pálida imagem do resultado do trabalho de uma rica equipa. Por isso mesmo aconselho a leitura integral do mesmo já que o documento está disponível em linha no seguinte endereço: www.mctes.pt/archive/doc/Final_A_C_Report.pdf .

Carlos Semedo
carlossemedo@gmail.com

 

 

 

PRIMEIRA COLUNA

Carreira (mais) superior

O Ministério da Ciência e do Ensino Superior acaba de publicar os novos estatutos da carreira docente do ensino superior universitário e politécnico. Desde a primeira hora que Mariano Gago e a sua equipa deram indicações de que a exigência iria ser elevada. E convenhamos que para um ensino de excelência os requisitos devem ser elevados ao expoente máximo.

Na nova carreira docente universitária considera-se o doutoramento como grau de entrada, surge a abolição das categorias de assistente e assistente estagiário e a obrigatoriedade de concursos internacionais para professores, com júris maioritariamente externos à instituição. O diploma promove ainda “a colaboração entre as universidades e outras instituições e define mecanismos de rejuvenescimento do corpo docente que permita a todos, designadamente aos mais novos ou aos que estão fora da universidade portuguesa, concorrer aos lugares de topo com base exclusivamente no seu mérito”.

No que respeita à carreira docente politécnica, reforça-se a especialização dos institutos politécnicos, exigindo-se o título de especialista ou, em alternativa, o grau de doutor, para acesso à carreira. O Ministério diz, no entanto, garantir que uma parte do corpo docente mantém uma relação principal com a vida profissional exterior à instituição.

É na carreira do ensino superior politécnico que surgem mais novidades. É criada uma nova categoria no topo da carreira, com maiores exigências. “Promove-se a estabilização do corpo docente dos institutos politécnicos por concurso, removendo a precariedade de vínculos que se tinha tornado dominante em algumas instituições”, assegura o Estatuto.

Para os docentes que se encontram no sistema e que não possuem as habilitações agora exigidas, ou que ocupem categorias que agora terminam, o Ministério garante períodos de transição, no final dos quais será exigida a qualificação adoptada.

A aplicação deste novo estatuto trará, a médio e longo prazo, benefícios para o ensino superior em Portugal. Importa agora que as instituições e os seus docentes saibam responder às novas exigências. Exigências que não se podem resumir ao território português, mas a toda a comunidade internacional com quem, os nossos alunos, investigadores e professores já estão a competir.

As mudanças devem ser vistas como uma oportunidade. Certamente que no novo estatuto haveria aspectos a melhorar, mas a exigência de termos os melhores e mais qualificados a ensinar não pode nunca ser posta em causa.

Os desafios do ensino superior em Portugal não se resumem, no entanto, ao novo estatuto da carreira docente. Há outros que as instituições vão ter que abraçar, como a rede de parcerias ou consórcios, a acreditação dos seus cursos pela nova agência, e implementar de facto (não apenas na teoria) os pressupostos de Bolonha, os quais não podem ser encarados como uma simples diminuição do tempo de formação inicial. Mas importa ainda que o ensino superior continue a assumir-se como uma das mais importantes plataformas de desenvolvimento e de coesão territorial. Se assim for, o país e os portugueses ficarão a ganhar.

João Carrega
carrega@rvj.pt
 

 

 

CRÓNICA

Crónica de Língua

Chega o verão e aparecem os emigrantes das quatro partidas. Sabemo-lo pelo arranhar de línguas estrangeiras nas ruas, supermercados e esplanadas.

Pontualmente, estes nossos irmãos que labutam lá foram pelo que não encontraram cá dentro, acorrem aos seus lugares de origem e com eles as línguas de trabalho, o que faz de cada aldeia portuguesa uma torre de Babel em miniatura.

Por que continuam a falar a língua dos últimos onze meses? Pela nossa experiência recente, sabemos que russos, ucranianos, moldavos, romenos, búlgaros, e também os praticantes da versão brasileira e, claro, os espanhóis, não deixam jamais de falar a própria língua. Mesmo os cabo-verdianos mantêm o seu crioulo em comunidade.

Nunca consegui entender este fenómeno e, sem qualquer explicação séria, nunca aceitei ser por vaidade, ignorância ou pedantismo, que os portugueses encontram na língua estrangeira a forma ideal de se comunicarem, excepto, bem entendido, o calão e as interjeições, mas isso é universal.

À falta de melhor esclarecimento, como já disse, fui arranjando argumentos soltos para esta aparente idiossincrasia: o denominador comum dos que emigram é, regra geral, a procura de melhores condições de vida, quando não mesmo da própria sobrevivência e das suas famílias, o que não é tão comum assim é o seu nível cultural e de estudos.

Meteram-nos na cabeça que o saber serras, rios, incluindo os afluentes e linhas férreas na ponta da língua ou soletrar os cognomes de toda a monarquia, com destaque para a explicação do respectivo epíteto, era mais que uma licenciatura, e ficámos convencidos que a quarta classe (“antiga”) era uma espécie de cátedra para além da qual não havia mais mundo. Isto, apesar de continuarmos a lamber o bico da almotolia e a cuspir para o chão.

No entanto, talvez façam sentidos os novos sons e significados. Talvez, papalvos, não tenhamos aprendido todos os sons da língua materna e nos deslumbrem outras, que nos abriram os olhos, muitos anos depois de julgarmos que os tínhamos já suficientemente abertos.

Eles aí estão: flúem como cogumelos. Trazem euros frescos e mostram-nos, e gastam-nos, e gabam-nos e gabam-se. Alguns esqueceram vocábulos em português e ensaiam a tradução como se soletrassem, como se quisessem ensinar-nos como lá fora se dizem as coisas ordinárias de cá. Outros ficam-se pela entoação e, outros ainda, despejam o português de vincado sotaque quando a conversa azeda ou a sua reputação é posta em causa. Escrevi há anos um pequeno poema sobre o assunto:


Chegam mais portugueses
trocam o mundo pelo busílis ou pátria
ou a aventura de nós que ainda navegamos
ou quase
e não discutimos o custo das trocas internacionais

deus é filho dum emigrante português
e ninguém se lembra disto
- de todos os lados chegam portugueses a Portugal.

João de Sousa Teixeira
teijoao@gmail.com
 

 

 

PAU DE GIZ

Cola na cabeça dos dedos

Tenho cola na cabeça dos dedos e na palma da mão sobra-me a reserva dos beijos, a cola foi de estar a colar a etiqueta no envelope porque todos os meses envio até um quilo de revistas por via aérea, e lembrei- me de ter tido a ponta dos dedos a pegar.

Nesse dia, o junex branco de esmalte já estava ligado à botija do gás e a mesa grande consagrada no centro da sala. No corredor, as passadeiras de plástico estendidas e pregadas nas pontas, a casa encerada cheirava a asseio e os vizinhos interrogavam-se quem é esta gente se até um gira discos eles trazem na mudança.

Armado o leito de ferro, desfiz o rolo dos quatro cartazes da Queima da Fitas que afixei na parede do quarto e, arrumada a caneca recordação da praia da Nazaré na escrivaninha, foi quando fiquei com cola nos dedos por ter colado no tampo da cómoda de pinho o bilhete do memorável desafio em que ganhámos por três com a lotação esgotada.

Eram tantas as excursões a esse jogo de futebol que houve gente a assistir pendurada na estrutura do marcador ao cimo da bancada dos sócios, aplaudindo entusiasmada a cabazada e, contentes que nem um alho, tínhamos saído do municipal na esgalha até à casa do Quim, para abodegar os lagartos que regressavam a Lisboa nas camionetas da carreira carregadas de cestos e garrafões vazios amarrados no tejadilho.

Debruçados do pátio, sobranceiro à rua do brasil, bastava entender o braço para esfregar a capa nos vidros das janelas como quem remove dedadas estampadas na carantonha dos adversários. Aos que sorriam com a borga dizendo adeusadeus com a mão, acenávamos um passou bem mas aos outros com cara de bronco, erguendo em riste o pai de todos do punho fechado, a esses replicávamos com o pica bolos em direcção ao fundo das costas naquele gesto do toma, embrulha e abafa.

Às acompanhantes silenciosas, seriam mães e filhas a cismar com o chofer que não faz apeadeiro em Fátima para compensações a Nossa Senhora, portanto não dá para comprar o garrafão de plástico da água benta prometido à mestra, nem a imagem que muda de cor conforme há mudanças no tempo e que ficava tão bem na estante da nossa sala ao lado da televisão, a essas virávamos o mata piolhos gordos para baixo e delas o sorriso amarelo, ala para a nacional um pela ponte de santa clara.

Fosse pelo desconforto dos assentos coloridos em napa, fossem por isso as dores nas cruzes ou a espinhela caída, lia-se tristeza nos olhos mortiços das mais velhas, os braços cruzados em cima do contrapeso da mala de mão poisada nas pernas. Esquecidas das promessas à patroa, via-se o contrário na cara das novas às quais só lhes dava para rir, riam nervosas, fosse pelo desconforto dos elásticos a cingir apertados nas mangas de balão ou pelo empecilho dos vestidos justos confeccionados pelas próprias.

Rissem por rir sem rir por nada, ao vê-las a rir piscando-lhes o olho o outro olho aberto a fazer pontaria, a ponta dos dedos apontadas ao alvo fazia de ponto de mira, da palma da mão disparávamos beijos certeiros afiançando-lhes juras de bem querer perpétuo e desejos de boa viagem. Enquanto, num gesto curto, arrecadavam o bilhete do jogo por dentro no seio, guardando-o como lembrança do passeio que compreendeu o Portugal dos Pequenitos na parte da manhã, de ar empertigado, seguiam a jornada virando a corneta para a frente convencidas porém, que lá em Coimbra, académico trajado fala sempre verdade. E outras nisto, absortas, a cabeça encostada ao vidro sonhavam com a máquina de costura e com a chegada do carteiro à oficina, amanhã segunda feira, para entregar a correspondência do meu que está no ultramar prestes a completar vinte e seis meses de comissão.

Regressavam a casa sabedoras da nossa pontaria afinada pois os beijos acertavam-lhes todos na cara o que as acalentou e, para ajudar a esmoer o resultado, ainda divagaram maneiras ao chegar onde vou guardar a lembrança deste jogo que tenho guardado aqui no sutiã?

Imagino-as hoje, coitadas, as mais velhas ajustando o contrapeso no peito com o terço entrançado nas mãos postas e as novas, sujeitas a alheação e pastilhas depois das refeições, consumam-se a sonhar com excursões do antigamente o sobrolho cerrado completamente esquecidas daquela humilhante derrota. Desmemoriadas pelo tempo e pelos buracos no coração cavados por um aerograma que afinal não chegou, suspiram enfartadas do homem, da vida, de tudo, em especial da patroa que não prevendo as mudanças nem o ferro e as tesouras grandes do corte acautelou, culpando as madamas que optaram pelas lojas das marcas em vez de trazerem mas é as fazendas e mandarem confeccionar os tailleurs por medida no nosso ateliê.

Vale-lhes agora a distracção do computador comprado a suaves prestações via as novas oportunidades, consolam-se a dar erros de português nos correios electrónicos que escrevem e, se uma neta mais curiosa vasculhando a caixa da costura, na desarrumação dos carros de linha encontra dobrado ao meio a desfeita desse jogo e lhes pergunta, então a avó guardou aqui este bilhete porquê? Elas calam-se, azedas nem à neta respondem.

Gasto pelas camadas de cera puxadas na cómoda, corroeu-se a evocação das costureiras excursionistas que tinha colada no tampo. E por ter os dedos a colar, de colar uma etiqueta, na palma da mão sobra-me a reserva dos beijos que irão seguir certeiros, nos meses que vem e seguintes com o quilo das revistas até à morada do Google.

António Luís Caramona
paudegiz@gmail.com
 


© 2002-2009    RVJ Editores, Lda.