CRÓNICA SALAMANCA
Jubilamos en la
Universidad

La jubilación (aposentamento) es una
conquista de las sociedades contemporáneas con un mínimo de organización
de servicios públicos, que ha adoptado el formato de derecho reconocido
para los trabajadores mayores de 65 años, o en algunos casos de 70. Para
llegar a ese resultado social han sido precisos muchos años de lucha,
negociación entre trabajadores, sindicatos, empresarios, grupos
políticos en el Parlamento. Toda una vida de trabajo en la empresa o en
las administraciones merece una compensación al trabajador o al
funcionario para no tener que trabajar más años, recibir una paga o
salario de jubilación digno si ha cotizado a la Seguridad Social, y
tener la oportunidad de disfrutar aún de algunos años de razonable salud
y movilidad, de ser feliz de otra manera diferente a la de todos los
años anteriores de vida. Las universidades son instituciones cada vez
más complejas, que de ninguna manera pueden mostrarse ajenas a la ley ni
a los movimientos sociales. Hasta hace pocos años el fenómeno de la
jubilación en la universidad española resultaba puntual y casi
anecdótico, pues las personas que alcanzaban los 70 años (cifra
referencia definitiva de años para jubilarse de forma obligatoria) eran
en conjunto muy pocas, pues eran los profesores (y algún miembro del
personal de administración) que habían sido capaces de superar con
creces la edad media de vida, y los que procedían de un modelo de
universidad minoritaria, elitista, pequeña. No era un número
significativo de profesores o personal de administración y servicios el
que iba engrosando el sector de los jubilados.
Sin embargo, en los inicios del siglo XXI, ahora sí, se está comenzando
a vivir en nuestras universidades un ciclo histórico en que los
profesores que se jubilan, y en menor medida el personal de
administración, forman un cupo numeroso cada curso académico que
concluye. Las estimaciones de conjunto para la universidad española
hablan de 2018 como una fecha de referencia para el inicio de la
jubilación masiva de profesores, pues 40 años atrás se había producido
en España el fenómeno inverso de entrada masiva a la universidad de
jóvenes profesores, para cubrir las demandas de una población juvenil
que llegaba de forma impetuosa y masiva a las puertas de la universidad,
resultado a su vez del <baby boom> y del llamado milagro económico
español de los años sesenta. Es decir, para los profesores de más de 70
años hoy solamente queda la opción de ser nombrados por su universidad
con el rango de “profesor emérito”, por un plazo corto de dos ó tres
años, si desean continuar vinculados a la actividad científica que
venían desempeñando. De otra forma ya no pueda mantener una vinculación
oficial con la universidad. Pero en los últimos años ha aflorado en
varias universidades el movimiento sindical-negociador para adelantar la
jubilación opcional de los profesores a los 60 años (si se cumple un
número determinado de años de cotización), en forma de prejubilación,
como ya se ha implantado para los profesores de educación infantil,
primaria y secundaria del resto del sistema educativo. Así se fomenta el
rejuvenecimiento de la plantilla de la universidad en su faceta más
amable, pero en la opción más perversa esa medida a veces también sirve
a los gestores universitarios (muchos de ellos teñidos de tecnocratismo)
para abaratar costes de profesores <seniors> que resultan muy caros al
presupuesto universitario, incorporando como sustitutos a profesores
jóvenes ofreciéndoles contratos basura. El debate está en el ambiente
universitario, en los equipos de gobierno, en las negociaciones con las
autoridades políticas, en las Juntas de Personal, en los sindicatos, en
los pasillos y cafeterías de los Facultades, en la reflexión de muchos
profesores que van alcanzando una edad en que este tipo de opciones
comienzan a ser frecuentes.
Por otra parte, como emergen nuevas circunstancias de salud, bienestar,
y también de envejecimiento demográfico de la sociedad, cada vez son más
los profesores universitarios que a los 70 años se encuentran en
plenitud de producción intelectual, con gran capacidad de aportar
experiencia y apoyo en la investigación científica de muchos campos, y
que vendrían muy bien con sus cuotas de impuestos a las arcas de
Hacienda, del Estado. Esto es especialmente relevante en una sociedad
que envejece de forma acelerada, con pocos jóvenes que se incorporan al
mercado de trabajo. Es una nueva versión del discurso neoliberal.
En contrapartida, son también muchos los que opinan que prolongar de
forma indefinida la vinculación con la universidad de los profesores más
mayores ( y no siempre prestigiosos docentes o investigadores), a veces
podría suponer prolongar el gobierno de los mandarines, de profesores
con formas de hacer muy contaminadas de autoritarismo y de un modelo de
universidad autocrático, y retrasar de forma indebida la necesaria
renovación de la sangre universitaria y de su correcta circulación con
la incorporación más rápida de jóvenes valores. Podría ser una apuesta
por el inmovilismo si el fenómeno fuese de cierto impacto numérico, lo
que negaría de raíz la clave del éxito en una institución como la
universidad, donde el afán de mejora y renovación es una de sus
cualidades más visibles y necesarias.
No menos cierto es que, de forma excepcional, habría que reservar un
espacio, por pequeño que fuese, a figuras relevantes de un campo
científico determinado (eso sí, muy relevantes) que deseasen mantener
una colaboración, no para entorpecer, sí para enriquecer a los grupos de
investigación o a la formación de doctores. Pero esta medida tendría que
ser absolutamente excepcional.
El debate, por tanto, está sobre la mesa, en la universidad y en la
sociedad.
José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es
CRÓNICA
Cartas desde la
ilusión

Querido Amigo:
Cuando leas esta carta ya estarás desarrollando tu labor cotidiana en la
educación de tus alumnos, de la misma manera que yo estaré, también,
tratando de sacarles adelante para que sean buenas personas y excelentes
ciudadanos.
Siguiendo las ideas de mi carta anterior, y para tratar de comenzar a
transferir a mis alumnos la responsabilidad de su propia educación (yo
quiero ser un simple “catalizador”, como te decía entonces) he tenido
una sesión al principio del curso en la que invité a todos a reflexionar
sobre la siguiente narración. La tengo en Power Point, sobre algunas
fotografías interesantes, pero aquí no puedo reproducirte la
presentación tal como yo la tengo. Por eso, sólo te escribo el texto. Un
carpintero estaba listo para jubilarse. Le dijo a su jefe sus planes de
dejar el negocio de construcción de casas y vivir un estilo de vida más
descansado con su esposa, para disfrutar de su familia; él extrañaría el
pago pero necesitaba retirarse. El jefe se sintió mal por perder a tan
buen trabajador y le pidió si él podría construir una última casa, como
favor personal. El carpintero le dijo que sí, pero al mismo tiempo se
notaba que su corazón no estaba en su trabajo. Hizo un trabajo mediocre
y usó materiales inferiores; fue una manera triste de terminar una
carrera de dedicación y trabajo. Cuando acabó el trabajo, el jefe vino a
inspeccionar la casa y le entregó las llaves al carpintero. “Esta es tu
casa”, le dijo, “mi regalo para ti”.
El carpintero estaba atónito.
¡Qué pena! Si él hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa,
la hubiera hecho diferente.
Una vez leída esta historia despacito, les indiqué que discutieran, en
pequeño grupo, sobre lo que le pasó al carpintero y que sacaran
conclusiones para su propia vida.
Creo que esta historia les impactó enormemente. Por eso, les repartí una
hoja a cada uno en la que se narraba la historia y les invité a que la
leyeran en su casa, con sus padres y sus hermanos. Al día siguiente,
volví a indicarles que comentaran en pequeño grupo lo que habían
compartido con su familia en sus casas. Fue genial. A continuación te
escribo algunas de las muchas cosas que allí salieron…
1- Así es con nosotros. Construimos nuestras vidas, cada día, a menudo,
poniendo menos de lo mejor en la construcción; después, con asombro, nos
damos cuenta que tenemos que vivir en la casa que construimos.
2- Si pudiéramos empezar de nuevo, lo haríamos diferente, pero no
podemos regresar al pasado.
3- Tú eres el carpintero de tu vida, cada día clavas un clavo, o
levantas una pared. Tu vida es la casa. Tu actitud y lo que escoges
hacer hoy, construirá la casa de tu mañana. Algunos padres me hicieron
comentarios muy jugosos sobre esto… Espero que te haya gustado y puedas
aplicarlo también con tus alumnos.
Como siempre, salud y felicidad. 
Juan A. Castro Posada
juancastrop@gmail.com
CONTRA-BAIXO
As Artes no Superior

O relatório “Reformar o Ensino Superior
das Artes e Cultura em Portugal” é um documento de extrema importância.
Contam-me que na sua apresentação, na Casa da Música, no Porto, o
maestro José Luís Borges Coelho discursou de forma brilhante e
reveladora e é pena que a comunicação social não tivesse dado eco, o que
é, desde logo, revelador do ponto sensível em que nos encontramos.
Um primeiro problema destacado no relatório é a dimensão do sector que
embora tenha crescido de forma rápida nos últimos anos, poderá não ter
capacidade de resposta para as crescentes necessidades. O segundo, a
dramática falta de valorização deste tipo de ensino, pelos pares no
Ensino Superior e pela sociedade em geral. Talvez por isto mesmo, a
apresentação deste relatório tenha passado praticamente ao lado dos
portugueses.
Foram identificadas oito áreas de acção: Expansão do Ensino Superior
Artístico; Racionalização das qualificações neste nível de ensino;
Atracção de professores de alta competência; Melhoria do processo de
ensino e aprendizagem; Apoio à pesquisa de qualidade; Promoção da
racionalização do sistema; Ligação do Ensino Superior Artístico à
economia e sociedade, no contexto da globalização; Fornecer orientações
estratégicas para o sector.
Como se pode verificar, um dos aspectos mais positivos desta reflexão é
a sua abrangência e o facto de não se centrar nas mudanças de ordem
governamental. Há muito a mudar nas Universidades e Politécnicos, nos
professores, nos alunos, nos pais, nas empresas, nas Academias e
Conservatórios. E é precisamente este largo espectro de necessárias
mudanças que me preocupa. Somos ainda um país demasiado dependente do
Estado e centralizado e será necessário criar um movimento que envolva
todos estes actores. Precisamente, uma das recomendações vai no sentido
de o sector se reunir numa associação profissional independente, que
possa representar os seus interesses como um todo.
O painel reconhece, também, que embora os dados concretos disponíveis
sejam pouco claros, a generalidade dos actores consideraram muito frágil
o relacionamento entre instituições de Ensino Superior Artístico e
diversos sectores da sociedade, dando conta das muitas barreiras
existentes. Refere-se ainda a fraca capacidade de as instituições
portuguesas atraírem estudantes de outros países (4,5% em Portugal,
sendo a média europeia de 7,6%), por oposição a um normal fluxo para
fora de alunos nacionais (2,8%).
Finalmente, um dos aspectos que é focado, embora de forma marginal, é o
facto de o Ensino Secundário não estar a contribuir para um
fortalecimento do sector, questionando mesmo o que está a ser feito para
incentivar os jovens para seguir uma via que, verificou também o painel,
garante com relativa facilidade, emprego.
Estes meus comentários dão apenas uma pálida imagem do resultado do
trabalho de uma rica equipa. Por isso mesmo aconselho a leitura integral
do mesmo já que o documento está disponível em linha no seguinte
endereço:
www.mctes.pt/archive/doc/Final_A_C_Report.pdf . 
Carlos Semedo
carlossemedo@gmail.com
PRIMEIRA COLUNA
Carreira (mais)
superior

O Ministério da Ciência e do Ensino
Superior acaba de publicar os novos estatutos da carreira docente do
ensino superior universitário e politécnico. Desde a primeira hora que
Mariano Gago e a sua equipa deram indicações de que a exigência iria ser
elevada. E convenhamos que para um ensino de excelência os requisitos
devem ser elevados ao expoente máximo.
Na nova carreira docente universitária considera-se o doutoramento como
grau de entrada, surge a abolição das categorias de assistente e
assistente estagiário e a obrigatoriedade de concursos internacionais
para professores, com júris maioritariamente externos à instituição. O
diploma promove ainda “a colaboração entre as universidades e outras
instituições e define mecanismos de rejuvenescimento do corpo docente
que permita a todos, designadamente aos mais novos ou aos que estão fora
da universidade portuguesa, concorrer aos lugares de topo com base
exclusivamente no seu mérito”.
No que respeita à carreira docente politécnica, reforça-se a
especialização dos institutos politécnicos, exigindo-se o título de
especialista ou, em alternativa, o grau de doutor, para acesso à
carreira. O Ministério diz, no entanto, garantir que uma parte do corpo
docente mantém uma relação principal com a vida profissional exterior à
instituição.
É na carreira do ensino superior politécnico que surgem mais novidades.
É criada uma nova categoria no topo da carreira, com maiores exigências.
“Promove-se a estabilização do corpo docente dos institutos politécnicos
por concurso, removendo a precariedade de vínculos que se tinha tornado
dominante em algumas instituições”, assegura o Estatuto.
Para os docentes que se encontram no sistema e que não possuem as
habilitações agora exigidas, ou que ocupem categorias que agora
terminam, o Ministério garante períodos de transição, no final dos quais
será exigida a qualificação adoptada.
A aplicação deste novo estatuto trará, a médio e longo prazo, benefícios
para o ensino superior em Portugal. Importa agora que as instituições e
os seus docentes saibam responder às novas exigências. Exigências que
não se podem resumir ao território português, mas a toda a comunidade
internacional com quem, os nossos alunos, investigadores e professores
já estão a competir.
As mudanças devem ser vistas como uma oportunidade. Certamente que no
novo estatuto haveria aspectos a melhorar, mas a exigência de termos os
melhores e mais qualificados a ensinar não pode nunca ser posta em
causa.
Os desafios do ensino superior em Portugal não se resumem, no entanto,
ao novo estatuto da carreira docente. Há outros que as instituições vão
ter que abraçar, como a rede de parcerias ou consórcios, a acreditação
dos seus cursos pela nova agência, e implementar de facto (não apenas na
teoria) os pressupostos de Bolonha, os quais não podem ser encarados
como uma simples diminuição do tempo de formação inicial. Mas importa
ainda que o ensino superior continue a assumir-se como uma das mais
importantes plataformas de desenvolvimento e de coesão territorial. Se
assim for, o país e os portugueses ficarão a ganhar. 
João Carrega
carrega@rvj.pt
CRÓNICA
Crónica de Língua

Chega o verão e aparecem os emigrantes
das quatro partidas. Sabemo-lo pelo arranhar de línguas estrangeiras nas
ruas, supermercados e esplanadas.
Pontualmente, estes nossos irmãos que labutam lá foram pelo que não
encontraram cá dentro, acorrem aos seus lugares de origem e com eles as
línguas de trabalho, o que faz de cada aldeia portuguesa uma torre de
Babel em miniatura.
Por que continuam a falar a língua dos últimos onze meses? Pela nossa
experiência recente, sabemos que russos, ucranianos, moldavos, romenos,
búlgaros, e também os praticantes da versão brasileira e, claro, os
espanhóis, não deixam jamais de falar a própria língua. Mesmo os
cabo-verdianos mantêm o seu crioulo em comunidade.
Nunca consegui entender este fenómeno e, sem qualquer explicação séria,
nunca aceitei ser por vaidade, ignorância ou pedantismo, que os
portugueses encontram na língua estrangeira a forma ideal de se
comunicarem, excepto, bem entendido, o calão e as interjeições, mas isso
é universal.
À falta de melhor esclarecimento, como já disse, fui arranjando
argumentos soltos para esta aparente idiossincrasia: o denominador comum
dos que emigram é, regra geral, a procura de melhores condições de vida,
quando não mesmo da própria sobrevivência e das suas famílias, o que não
é tão comum assim é o seu nível cultural e de estudos.
Meteram-nos na cabeça que o saber serras, rios, incluindo os afluentes e
linhas férreas na ponta da língua ou soletrar os cognomes de toda a
monarquia, com destaque para a explicação do respectivo epíteto, era
mais que uma licenciatura, e ficámos convencidos que a quarta classe
(“antiga”) era uma espécie de cátedra para além da qual não havia mais
mundo. Isto, apesar de continuarmos a lamber o bico da almotolia e a
cuspir para o chão.
No entanto, talvez façam sentidos os novos sons e significados. Talvez,
papalvos, não tenhamos aprendido todos os sons da língua materna e nos
deslumbrem outras, que nos abriram os olhos, muitos anos depois de
julgarmos que os tínhamos já suficientemente abertos.
Eles aí estão: flúem como cogumelos. Trazem euros frescos e mostram-nos,
e gastam-nos, e gabam-nos e gabam-se. Alguns esqueceram vocábulos em
português e ensaiam a tradução como se soletrassem, como se quisessem
ensinar-nos como lá fora se dizem as coisas ordinárias de cá. Outros
ficam-se pela entoação e, outros ainda, despejam o português de vincado
sotaque quando a conversa azeda ou a sua reputação é posta em causa.
Escrevi há anos um pequeno poema sobre o assunto:
Chegam mais portugueses
trocam o mundo pelo busílis ou pátria
ou a aventura de nós que ainda navegamos
ou quase
e não discutimos o custo das trocas internacionais
deus é filho dum emigrante português
e ninguém se lembra disto
- de todos os lados chegam portugueses a Portugal. 
João de Sousa Teixeira
teijoao@gmail.com
PAU DE GIZ
Cola na cabeça dos
dedos
Tenho cola na cabeça dos dedos e na
palma da mão sobra-me a reserva dos beijos, a cola foi de estar a colar
a etiqueta no envelope porque todos os meses envio até um quilo de
revistas por via aérea, e lembrei- me de ter tido a ponta dos dedos a
pegar.
Nesse dia, o junex branco de esmalte já estava ligado à botija do gás e
a mesa grande consagrada no centro da sala. No corredor, as passadeiras
de plástico estendidas e pregadas nas pontas, a casa encerada cheirava a
asseio e os vizinhos interrogavam-se quem é esta gente se até um gira
discos eles trazem na mudança.
Armado o leito de ferro, desfiz o rolo dos quatro cartazes da Queima da
Fitas que afixei na parede do quarto e, arrumada a caneca recordação da
praia da Nazaré na escrivaninha, foi quando fiquei com cola nos dedos
por ter colado no tampo da cómoda de pinho o bilhete do memorável
desafio em que ganhámos por três com a lotação esgotada.
Eram tantas as excursões a esse jogo de futebol que houve gente a
assistir pendurada na estrutura do marcador ao cimo da bancada dos
sócios, aplaudindo entusiasmada a cabazada e, contentes que nem um alho,
tínhamos saído do municipal na esgalha até à casa do Quim, para abodegar
os lagartos que regressavam a Lisboa nas camionetas da carreira
carregadas de cestos e garrafões vazios amarrados no tejadilho.
Debruçados do pátio, sobranceiro à rua do brasil, bastava entender o
braço para esfregar a capa nos vidros das janelas como quem remove
dedadas estampadas na carantonha dos adversários. Aos que sorriam com a
borga dizendo adeusadeus com a mão, acenávamos um passou bem mas aos
outros com cara de bronco, erguendo em riste o pai de todos do punho
fechado, a esses replicávamos com o pica bolos em direcção ao fundo das
costas naquele gesto do toma, embrulha e abafa.
Às acompanhantes silenciosas, seriam mães e filhas a cismar com o chofer
que não faz apeadeiro em Fátima para compensações a Nossa Senhora,
portanto não dá para comprar o garrafão de plástico da água benta
prometido à mestra, nem a imagem que muda de cor conforme há mudanças no
tempo e que ficava tão bem na estante da nossa sala ao lado da
televisão, a essas virávamos o mata piolhos gordos para baixo e delas o
sorriso amarelo, ala para a nacional um pela ponte de santa clara.
Fosse pelo desconforto dos assentos coloridos em napa, fossem por isso
as dores nas cruzes ou a espinhela caída, lia-se tristeza nos olhos
mortiços das mais velhas, os braços cruzados em cima do contrapeso da
mala de mão poisada nas pernas. Esquecidas das promessas à patroa,
via-se o contrário na cara das novas às quais só lhes dava para rir,
riam nervosas, fosse pelo desconforto dos elásticos a cingir apertados
nas mangas de balão ou pelo empecilho dos vestidos justos confeccionados
pelas próprias.
Rissem por rir sem rir por nada, ao vê-las a rir piscando-lhes o olho o
outro olho aberto a fazer pontaria, a ponta dos dedos apontadas ao alvo
fazia de ponto de mira, da palma da mão disparávamos beijos certeiros
afiançando-lhes juras de bem querer perpétuo e desejos de boa viagem.
Enquanto, num gesto curto, arrecadavam o bilhete do jogo por dentro no
seio, guardando-o como lembrança do passeio que compreendeu o Portugal
dos Pequenitos na parte da manhã, de ar empertigado, seguiam a jornada
virando a corneta para a frente convencidas porém, que lá em Coimbra,
académico trajado fala sempre verdade. E outras nisto, absortas, a
cabeça encostada ao vidro sonhavam com a máquina de costura e com a
chegada do carteiro à oficina, amanhã segunda feira, para entregar a
correspondência do meu que está no ultramar prestes a completar vinte e
seis meses de comissão.
Regressavam a casa sabedoras da nossa pontaria afinada pois os beijos
acertavam-lhes todos na cara o que as acalentou e, para ajudar a esmoer
o resultado, ainda divagaram maneiras ao chegar onde vou guardar a
lembrança deste jogo que tenho guardado aqui no sutiã?
Imagino-as hoje, coitadas, as mais velhas ajustando o contrapeso no
peito com o terço entrançado nas mãos postas e as novas, sujeitas a
alheação e pastilhas depois das refeições, consumam-se a sonhar com
excursões do antigamente o sobrolho cerrado completamente esquecidas
daquela humilhante derrota. Desmemoriadas pelo tempo e pelos buracos no
coração cavados por um aerograma que afinal não chegou, suspiram
enfartadas do homem, da vida, de tudo, em especial da patroa que não
prevendo as mudanças nem o ferro e as tesouras grandes do corte
acautelou, culpando as madamas que optaram pelas lojas das marcas em vez
de trazerem mas é as fazendas e mandarem confeccionar os tailleurs por
medida no nosso ateliê.
Vale-lhes agora a distracção do computador comprado a suaves prestações
via as novas oportunidades, consolam-se a dar erros de português nos
correios electrónicos que escrevem e, se uma neta mais curiosa
vasculhando a caixa da costura, na desarrumação dos carros de linha
encontra dobrado ao meio a desfeita desse jogo e lhes pergunta, então a
avó guardou aqui este bilhete porquê? Elas calam-se, azedas nem à neta
respondem.
Gasto pelas camadas de cera puxadas na cómoda, corroeu-se a evocação das
costureiras excursionistas que tinha colada no tampo. E por ter os dedos
a colar, de colar uma etiqueta, na palma da mão sobra-me a reserva dos
beijos que irão seguir certeiros, nos meses que vem e seguintes com o
quilo das revistas até à morada do Google. 
António Luís Caramona
paudegiz@gmail.com
|