Director Fundador: João Ruivo    Director: João Carrega    Publicação Mensal    Ano XII    Nº141    Novembro 2009

Opinião

CRÓNICA SALAMANCA

Campus didáctico

Hace pocas semanas tuve la oportunidad de participar como ponente invitado en el curso que organizó en Madrid la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, bajo un título tan expresivo, sugerente y novedoso como “El campus didáctico. Universidad, arquitectura y utopía ente el Espacio Europeo de Educación Superior”. Ha estado dirigido por el doctor arquitecto Pablo Campos Calvo-Sotelo, y ha contado con la intervención de prestigiosos ponentes, y también con la presencia y apoyo del Ministerio de Educación, a través de una de sus máximas autoridades en materia de universidades, el Secretario General de Universidades, Màrius Rubiralta i Alcañiz. En estas sesiones de trabajo se ha estudiado, parece evidente, el asunto del “Campus didáctico”, su significado, actualidad y dimensión ejemplarizante y utópica.

Tendemos hoy a denominar campus universitario, de manera un tanto deformada, a cualquier conjunto de edificios universitarios, generalmente dentro de una ciudad. En sentido literal sería lo equivalente a cualquier contenedor de actividades universitarias. Pero en un sentido más riguroso y pertinente el campus universitario es un conjunto ordenado de espacios dedicados a actividades universitarias, de docencia e investigación, de promoción cultural y de parques científicos, que suele estar al lado o fuera de las ciudades, o al menos no en el corazón de las mismas.

La tradición universitaria europea, la que da origen a las universidades en la Edad Media, y las consolida y relanza en el Renacimiento, la Modernidad, incluso hasta el siglo XIX, sitúa los espacios del Estudio, de la universidad en el centro de las ciudades, como espacios visibles de funcionalidad, pero sobre todo de representación simbólica del poder político, cultural y científico de la institución universitaria. Es suficiente con observar y recordar dónde nacen y en qué espacios desenvuelven sus tareas algunas universidades, como la Sorbona en París, Bolonia, o Salamanca, por referirnos a tres de las más antiguas de todas. La universidad es un establecimiento propio de la ciudad, uno de los más emblemáticos y señalados. Y a la hora de crear nuevas universidades, en Europa y América, siempre se piensa en el núcleo urbano, nunca fuera del mismo.

Ello fue posible mientras las universidades no crecen en dimensiones, cuando el número de alumnos permanece más o menos estable, dentro de un modelo elitista de educación superior, para minorías. Pero sobre todo cuando no se necesitaban espacios más amplios para desarrollar investigación, en especial la de carácter experimental, que precisan de bibliotecas, laboratorios y otros espacios comunes y de encuentro.

Cuando el modelo de universidad alemana, conocido como humboldtiano, llega a las emergentes universidades de Estados Unidos, ya a finales del siglo XIX, encuentra allí la oportunidad de disponer de más, muchos más, espacios para su expansión y organización. La docencia práctica y aplicada, y la investigación, se encuentran reconocidas y bien atendidas a partir de ese momento. Entre otras razones porque existe dinero y espacio físico para diseñar un modelo espacial y arquitectónico fuera de las ciudades. Es cuando nace con solidez el Campus Universitario como nuevo modelo de organizar la universidad.

Este nuevo concepto espacial de universidad llega a Europa, precisamente a través del primer ejemplo de campus europeo, modelo norteamericano, que es la Ciudad Universitaria de Madrid. Ese fue el diseño original, y así comenzó a construirse, como un espacio universitario específico, a las afueras de la ciudad, con lógica, funcionalidad y simbolismo. Y así se inaugura finalmente en 1932, si bien el proyecto procedía de algunos años atrás. Lo que luego vino después, con la guerra y el franquismo, precisamente en Madrid, y recordando el frente de batalla real que es la Ciudad Universitaria, explica que aquél proyecto espacial y arquitectónico para universidad haya quedado completamente desvirtuado, aunque mantenga aún cierta ilusiones ópticas y conceptuales. Para el caso de Portugal es también muy esclarecedor el ejemplo de la Universidad de Lisboa, ubicada de nuevo en el Campo Grande, cuando éste entonces se situaba a las afueras de la capital portuguesa.

La segunda mitad del siglo XX ha supuesto para la mayor parte de las universidades europeas, las antiguas y las de reciente creación, la construcción de nuevos edificios y de campus (campi, sería lo correcto, por lo del plural) en la mayoría de los casos. El caso de España y Portugal, que han logrado un desarrollo espectacular de sus universidades, al menos si lo comparamos con etapas anteriores, muestra ejemplos magníficos de nuevos edificios universitarios.

Pero igualmente queda constancia de la prevalencia de lo que urge resolver en la universidad, la escasa planificación de lo espacial, y el nulo interés de los responsables políticos y gestores universitarios por escuchar las propuestas pedagógicas y arquitectónicas que recuerdan la importancia formativa de los espacios, de su papel simbólico, de la posición que ocupa la categoría espacial en la conformación de la personalidad y del éxito académico de los estudiantes y de todos los agentes universitarios.

De todo ello se ha hablado, con rigor, en el ya mencionado curso sobre “Campus Didactico”, que debiera servir de reflexión para quienes tienen la responsabilidad de adaptar los edificios de las universidades al Espacio Europeo de Educación Superior. Pero sobre todo, para quienes tengan la oportunidad de poder diseñar un nuevo campus universitario, ex novo. Para que nunca entiendan que lo del espacio universitario es indiferente, porque no es pedagógica y políticamente neutro, es preciso planificar, escuchar y formularse muchas preguntas sobre el modelo de universidad a impulsar para el siglo XXI. La implantación del llamado Espacio Europeo de Educación Superior se convierte aquí en una esperanza, en una llamada de atención, en una oportunidad que no podemos desaprovechar.

José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es

 

 

 

CRÓNICA

Cartas desde la ilusión

Querido Amigo:

Sigo con mis reflexiones sobre el tema de la competencia “aprender a aprender”. Pero hoy quiero centrarme un poco en nuestra actuación como profesores en relación con el desarrollo de esta competencia.

En mi carta anterior te hablaba de nuestro rol como “catalizadores” del progreso de nuestros alumnos, en general, y del desarrollo de esta competencia, en particular. Realmente, es difícil precisar y definir cómo debemos proceder en este sentido, y, por eso, voy a contarte una historia que creo que resume perfectamente nuestra actitud y nuestra manera de proceder. A mí me ha impactado mucho. Espero que a ti también te resulte sorprendente y conmovedora, y tanto a ti como a mí nos lleve a adoptar las formas de pensar y de actuar del sabio de la historia. Dice así:

Había un padre que vivía con sus dos hijas, curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas. A algunas de ellas, él sabía responder, a otras no.

Como pretendía ofrecerles la mejor educación, mandó las niñas como discípulas de un sabio que vivía en lo alto de una colina.

El sabio siempre respondía a todas las preguntas, sin ni siquiera dudar.

Impacientes con el sabio, las niñas decidieron inventar una pregunta que él no supiera responder.

Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul, que usaría para engañar al sabio.

“¿Qué vas a hacer?”, preguntó la hermana.

“Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta. Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que está viva, la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡será una respuesta equivocada!”

Las dos niñas fueron entonces al encuentro del sabio, que estaba meditando.

“Tengo aquí una mariposa azul. Dígame, sabio, ¿está viva o muerta?”

Muy calmadamente el sabio sonrió, y respondió:

“Depende de ti... Ella está en tus manos”.

Confieso que esta historia siempre me ha conmovido y siempre me ha llevado a desear ser como el sabio. Creo que los profesores estamos excesivamente acostumbrados a resolver los problemas de nuestros alumnos, asumiendo que “la mariposa” está en nuestras manos, y no en las manos de nuestros alumnos. Por eso, intervenimos, actuamos, damos soluciones, demostramos a nuestros alumnos que somos muy sabios… pero, en el fondo, al actuar así, estamos demostrando que carecemos de la auténtica sabiduría.

La auténtica sabiduría, la que nos define como “catalizadores”, se basa en el respeto de nuestros alumnos, en el reconocimiento de sus características y sus habilidades, así como de sus defectos y sus lagunas, y tratar de hacer que sean ellos quienes tomen las decisiones que les van a servir para su vida y, por tanto, les van a permitir desarrollarse como personas, como futuros profesionales de calidad y como ciudadanos libres y responsables. La mariposa no está en nuestras manos… ¡no podemos robársela! La mariposa está en sus manos y ellos tienen que decidir. Nosotros sólo podemos estar presentes, ayudar, guiar, indicar… pero nunca ejecutar las tareas por ellos, ni darles soluciones.

Así es, creo, el fundamento de nuestra labor como “catalizadores” del desarrollo de nuestros alumnos como personas y de su capacidad de “aprender a aprender”.

Como siempre, salud y felici-dad.

Juan A. Castro Posada
juancastrop@gmail.com

 

 

 

PRIMEIRA COLUNA

Qualidade, exigência e dinheirinho

As instituições de ensino superior portuguesas têm pela frente desafios importantes para os próximos anos. Desafios que passam pela acreditação dos seus cursos, pela aposta em programas de investigação, pelo aparecimento de consórcios, pela internacionalização, pela qualificação do corpo docente e, na minha perspectiva, pelo assumir, sem complexos que há dois sub-sistemas de ensino superior, os quais são ambos válidos, mas que Universidades e Politécnicos não devem misturar.

A competitividade, o rigor e a qualidade do ensino obrigam a que se cumpram esses pressupostos. Universidades e Politécnicos parecem ter já assumido parte desses desafios, como é o caso da internacionalização (a qual não se deve resumir aos programas de mobilidade de alunos e professores, mas que se deve estender a projectos de investigação e á candidatura conjunta a fundos comunitários), da aposta reforçada na investigação e na qualificação do corpo docente.

Há, no entanto, outras áreas que as instituições não devem descurar e que passam pela conquista de novos públicos, pelo ensino a distância, nos cursos de especialização tecnológica, na formação ao longo da vida.

A acreditação e avaliação dos cursos ministrados em Portugal vai seguramente separar o trigo do joio. Só os cursos acreditados serão válidos. Isto significa uma clara aposta na qualidade do ensino e na exigência, que poderá provocar alterações nalgumas instituições.

O próprio Ministério da Ciência e do Ensino Superior fala na vontade de "firmar um Contrato de Confiança com o sistema de ensino superior visando o aumento dos níveis de qualificação superior na sociedade portuguesa". Fala também no desenvolvimento do sistema binário (o qual garante diversidade da oferta formativa e equidade no acesso por parte dos estudantes), no aumento do número de alunos no ensino superior, e a aposta em parcerias nacionais e internacionais.

Os caminhos para um ensino superior que responda aos desafios de um mundo em mudança são por isso conhecidos da maioria dos agentes educativos. Universidades e Politécnicos esperam também que, da parte do Governo, haja uma maior abertura em matéria de financiamento das próprias instituições.

Uma das dimensões do Contrato de Confiança apresentado pelo Ministério refere-se a essa questão. Há por isso a expectativa de que haja um financiamento global directo ao Ensino Superior Público que assegure os recursos necessários às instituições. Acontece que, dentro de uma lógica de exigência, o Ministério pretende promover "também o investimento competitivo, por objectivos, tendo em vista a expansão e qualificação do ensino superior, sem prejuízo do incentivo à capacidade de angariação de receitas próprias". Resta saber se os objectivos exigidos são ou não exequíveis para as instituições. A lógica de rigor, exigência, qualidade e excelência no Ensino Superior não deve, em circunstância nenhuma, ser posta em causa, mas sim ser exigida a todos sem excepção. Acontece que tudo isso custa dinheiro.

João Carrega
carrega@rvj.pt
 

 

 

CRÓNICA

Ninhos de Cuco

… E assim chegamos, como rezam os compêndios e previam os mais sábios e sensatos, ao tempo de coisa nenhuma. À falta de melhor, noticia-se o alastramento inexorável da pandemia gripal, com episódios parolos, escusados, exagerados, alarmistas, fúteis, enfim, duma pobreza franciscana que faz até doer o céu-da-boca. A par de assaltos de gente mais ou menos desgraçada a outra gente mais ou menos a mesma coisa, retornam as recorrentes corrupções para todos os gostos de gente ilustre a outra gente que vai perdendo o lustro, mas que à falta de provas há-de continuar a brilhar.

Entretanto, as fábricas que fizeram compasso de espera nos despedimentos ou utilizaram o eufemismo lockout durante os períodos eleitorais, aí estão a dar largas à selvajaria das suas ideias económicas, políticas e sociais.

O Governo minoritário empossado e pronto para o zig-zag político já não profetiza o oásis que anunciou em campanha e dá-nos agora mulheres com fartura para lavar a vista ao eleitorado masculino e iludir o feminino.

O discurso manso, em vésperas de Natal, digo, OGE, – conhecido no Alentejo por mamar de escarapão – sugere que nos é dado o leite, metáfora de alimento, quando afinal chupamos inocentemente no rabo da dita cobra.

Não chega para animar a malta a revisão em alta relativa ao crescimento da economia portuguesa, feita por Bruxelas, já que as previsões de aumento do défice e de desemprego para os próximos anos, deitam por terra todas as promessas mil vezes contestadas e, afinal, de novo sufragadas… com nuances…

Sabemos também que a justiça, tal como o rosbife, não é para todos. Alguém, cidadão normal, com a casa cheia de armas e munições, será um criminoso que, face à nova lei das armas, tem como certa a prisão preventiva. O padre de Covas de Barroso, pelos vistos é boa gente e… foi mandado com Deus, pelo menos enquanto não desatar aos tiros. O ministro da tutela cessante, após tanta reforma, reformou-se.

Os ministros Pinho e Lino – uma das melhores parelhas deste circo que é a vida – um afeiçoado aos toiros e por isso pereceu mais cedo em plena praça, e outro aos camelos (e eu penso que após as últimas legislativas deveríamos sentir que há um camelo em cada um de nós) pelo que deixou à cáfila de contribuintes todas as condições para empenharem o seu futuro por muitos e bons anos, ou não, muito ao seu estilo.

O Ministro Lacão, no entanto, com o seu consabido jeitinho para as catilinárias, entrou no zig sem cuidar do zague e afrontou de novo os professores, mesmo depois do mestre ter repetido o vocábulo diálogo até à exaustão, dizendo que o respectivo estatuto é para continuar ao estilo Maria de Lurdes e, se a oposição coiso, cairá o Carmo e a Trindade.

Estes como outros ministros que os antecederam, colocam os ovos podres no nosso ninho e depois levantam voo e poisam num qualquer conselho de administração onde está a verdadeira galinha dos ovos de ouro. São uns cucos.

João de Sousa Teixeira
teijoao@gmail.com
 

 

 

CONTRA-BAIXO

Manifesto

Um dos chavões mais frequentemente usados é o de que certas programações culturais são elitistas. Quando se pergunta o porquê do uso de tal adjectivação as respostas surgem normalmente vagas, pouco precisas e nada esclarecedoras.
É um assunto que me interessa particularmente e vou procurar delimitar um território que permita uma discussão aberta e despida de preconceitos e, como referi no início, de chavões que pouco ou nada dizem.

Tal como muitos outros programadores entendo que só posso assumir esse trabalho numa perspectiva autoral, logo inscrita numa visão própria, condicionada em grande medida pela experiência, formação e atitude perante a cultura.

Programar pressupõe, em primeiro lugar, o conhecimento do público ao qual nos dirigimos. Quanto mais aprofundado é este conhecimento, maior capacidade tereremos de desenvolver a nossa actividade dentro de um pressuposto de liberdade criativa. No meu caso, entendo que essa liberdade deve servir para colocar problemas, desafios e causar perplexidades. Deverá, muito mais do que trabalhar numa lógica de oferecer só o que aparentemente o público deseja, fazer pensar, reflectir, ir ao encontro de novas leituras. No fundo a nossa liberdade criativa deverá constituir-se como energia catalisadora da liberdade do outro.

Muita programação reflecte o princípio erróneo de que o público ou “aquele” público só gosta de um determinado tipo de espectáculos e, por isso, devemos oferecer-lhe o que ele supostamente quer. É a lógica contabilística, centrada nos números e nas taxas de ocupação das salas, como se esses fossem os únicos factores que permitem avaliar o impacto de uma programação. Muitas vezes, conduzem a uma lógica de aposta exclusiva no entretenimento, reflexo, por exemplo, do paradigma da visibilidade televisiva, facto que condiciona em grande medida o acesso a visões criativas muito mais exigentes e libertadoras.

Voltando ao início, o facto de se conhecer muito bem o público ao qual nos dirigimos é uma oportunidade para criar pontes, atrair para o consumo de actividades culturais que sejam um estímulo, um incentivo, um factor de qualidade de vida, assumido como um acto de reflexão. Cada vez mais isso significa trabalhar em proximidade, com e não apenas para, surpreendendo muitas vezes no detalhe e não tanto pela espectacularidade, aparentemente a única receita conhecida por alguns.

Finalmente, a questão dos públicos, da sua segmentação e da fronteira entre cada um dos grupos. Concordo que quando falamos de público, estamos a falar na verdade de muitos públicos diferentes. Deverá a programação de uma sala trabalhar tendo em vista apenas um grupo restrito de pessoas? Há casos que justificam uma segmentação muito grande e há outros que deverão ser o mais abrangente possível. Não se pode é pensar que há uma receita que funcione em todo o lado, pois essa ignorará, por certo, a especificidade do espaço e da comunidade onde está inserido. É isto ser elitista?

Carlos Semedo
carlossemedo@gmail.com

 

 

 

PAU DE GIZ

A compartilhar ideias, por fazer e a rir

O meu companheiro, editorialista na página anterior que venho de visitar esta tarde porque foi operado a uma hérnia ficou dorido no ciático está desanimado sentado no sofá de perna esticada em cima de um banco e sem vontade de rir, do palmilhar mundos até ao ano da Desfolhada apreciara os Jerónimos pelo vidro de trás, apreçara os bilhetes no zoológico depois do Taunus 12M estacionar e conhecia de cor e salteado, no caminho para a praia da Nazaré, os chafarizes onde a família aviava o farnel. Eu tinha quatro anos de vai e vem pelas estradas do pinhal à ida a vomitar nas curvas da Sertã à vinda a escorregar no macadame entre o Zêzere e Cernache, conhecia a Guarda pelas sacas do fio e o Porto da Carne de nome, por ouvir dizer Porto da Carne à placa enterrada na encruzilhada dos Trinta com a seta virada para lá. Tínhamos, ambos, a excursão curricular de finalistas a meias com o colégio de Medelim vidé fotos de cabelos desgrenhados na Póvoa, à la minuta do grupo nas escadas de Santa Luzia e na catedral de Santiago a dar marradas no Santo de pedra. Em Madrid, do Hotel Regina no 35 de Alcalá fugimos da merluza frita com rodelas de limão, abalando para estúrdias nos restaurantes das Cuevas e trouxemos de recuerdos garrafas vazias de coca cola como chancela da degustação, a tijana del mio cid e postais ilustrados. Faz agora um ano durante a Semana Santa.

Chuviscava, junto ao hospital velho a respeitável placa rezando sessenta e um quilómetros escorria quando à hora aprazada, bem cedo, sem necessidade de esticar o polegar como quem aponta o caminho a seguir a caixa aberta nos carregou na cabina. Discorrida a distância despejou-nos no cruzamento do posto retransmissor com anseios de boa sorte, boa viagem e instruções para o caminho. Seguem a estrada, passando os Tavares ao fundo no cruzamento procuram a direcção Porto da Carne onde apanham a N17 sentido Coimbra.

Neste ponto nos estreámos na destreza de viajar à boleia.

Apanhou-nos um mille e cincoenta, descemos a encosta num kapitan e quando um professor primário nos viu de capa e batina sentados no muro logo à saída parou o humber porque pensou universitários. O pensar que seríamos foi ele que disse mas ao saber que não somos universitários senhor professor desconcertou-se, manda quem pode humilha quem quer, deixá-lo falar. Para aliviar a tensão no chaço valeu-nos ter vivido em Coimbra, o egrégio ter andado por lá no magistério e para assentar, acautelar e amenizar o colóquio, piedosamente menti-lhe fazendo-me passar por vizinho do insigne pela conformidade de usarmos a mesma paragem do trolei. Se ele subia ao Gil Vicente eu descia ao estádio ou à travessa do Teodoro, por sermos visitas de casa e dos licores da D. Clara.

Nisto seguimos uns bons quilómetros sem nos abrirmos sobre o assunto e motivo da viagem, apesar das tentativas do senhor, apeando-nos num ermo passado Seia quando virou à esquerda para a terra ao fundo de uma barroca onde leccionava de tarde.

Nestoutro ponto há uma grande descida e se passaram as horas d’ almoço sem casas à vista. Cinco horas de viagem, o caminho se a meio era muito, chover não chovia e nisto estivemos a compartilhar ideias, por- fazer e a rir, coisas assim que temos em comum. Até que.

Em tais delongas, da lomba assoma uma nuvem de fumo, ouvem-se estampidos de motor e avista-se um seat branco, anão, matriculado em Salamanca. O carro abrandou sem de todo parar e um cura a dizer com a cabeça entrem depressa despachem-se, faz malabarismo com o volante e ainda dá pontapés do travão. Subimos, o renitente escorregava, descaía, e deu para avaliar que a bordo anafado na sotaina engelhada rala de botões a modos sebenta, no cabeção amarelecido, nos sapatos descorados meses sem pomada rosete ou outra que tal, capitaneava alguém jovial lendo-se afável no rosto e sentindo-se, no lato, uma boa criatura.

Coimbra, se quedan en Coimbra ? O acervo, carro incurável e motorista benfeitor, seguia para Fátima.

Nas folgas da bulha com o volante, nos intervalos dos pontapés na atmosfera aquecida pela chófagem virada para o tapete, tecendo elogios ao nosso expediente apoia o esforço do viajar à boleia em dia de chuva só para assistir a um campeonato feminino em Aveiro.
Neste ponto seguimos viagem refastelados e abençoados. Até que.

Um cão desatinado atalha o alcatrão a correr e sem hipótese de abrandar o cura passou-o a ferro. Absorto, nada preocupado com os contratempos dos desarranjos na suspensão avarias no motor por carter partido ou desalinho na direcção remata, en España se dice por matar un perro me llaman de mata perros.

O resto da digressão foi demorada e desinteressante, seguíamos pelo cheiro o rasto da camioneta com a equipa da Mocidade Portuguesa Feminina do Nun’Alvares, chegámos de noite ao destino a equipa instalada na Casa de S. Zita e acabámos por dormir na mesma cama de casal num hotel com nome de rei à falta de melhor desenlace.

Nestoutro ponto, do canto no quarto bafiento saltou a toalha áspera pendurada de lado no lavatório de ferro para o pescoço como se fosse uma estola e, da mesinha de cabeceira saiu o penico de esmalte que enfiei na cabeça. Naqueles preparos, meio encobertos pelo lençol, aos pés da cama no descomunal espelho do guarda fatos os dois enquadrados e nisto estivemos a compartilhar ideias, por fazer e a rir.

Como esta tarde de dores ciáticas, coisas assim que temos em comum.

António Luís Caramona
paudegiz@gmail.com
 

 

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