CRÓNICA DE SALAMANCA
Cursos de Verano
Parece una incongruencia hablar de
<Cursos de Verano> cuando finaliza el periodo estival. Podría ser más
lógico invitar a participar en alguna de los cientos de actividades
culturales y formativas veraniegas allá por el mes de abril, o mayo.
Pero ahora también es buena oportunidad para reflexionar sobre este
tema, en septiembre, a punto de comenzar un nuevo curso, más aun desde
una universidad , como la de Salamanca, que destaca desde hace décadas
por organizar una de las mejores programaciones de Cursos de Verano.
Han confluido varias circunstancias para que nos encontremos en un
momento tan interesante, y dulce, de esta tradición universitaria, menor
para algunos, pero atractiva para la gran mayoría de profesores y
estudiantes en España. Como botón de muestra, sólo en este verano de
2008 hemos participado en los Cursos de Verano de la Universidad de
Salamanca algo más de 4000 estudiantes de educación superior y
profesores de todos los niveles educativos. En España es preciso hacer
un estudio detallado del efecto social, político, científico, económico
que llamamos “Cursos de Verano”, pero estimamos en algunos miles los
participantes en los centenares de cursos desarrollados en varias
universidades, y esto ya es suficiente motivo.
Primero una aclaración. Conviene no identificar sin más Cursos de Verano,
con Cursos de Español para extranjeros, tema de gran interés al que
prestaremos nuestra atención en otro momento. Por aclarar algo el tema,
los Cursos de Español, de cultura española, con todas sus variantes
representan el punto de partida de esta actividad formativa que se
desarrolla con fervor a veces en las universidades durante los días
caniculares. Los Cursos de Español de Salamanca, por ejemplo, arrancan
de 1929, y acogen a varios miles de estudiantes extranjeros cada año (en
nuestro caso unos 8000 en cada convocatoria anual). También otras
universidades españolas han aprovechado este tirón y han diseñado
modelos de enseñanza del español para jóvenes de procedencia anglosajona,
nipona o brasileña, con preferencia, si bien la ascendencia africana y
asiática es cada vez mayor. Málaga es también un referente, por aquello
de la Costa del Sol también. Pero ahora hablamos de otro tema próximo,
pero diferente.
Los Cursos de Verano fueron concebidos inicialmente en España, en 1923,
con vocación interdisciplinar, humanística, pensando en jóvenes
investigadores y estudiantes universitarios, siguiendo un modelo
decididamente anglosajón, y adoptando pautas pedagógicas en gran medida
procedentes de la Institución Libre de Enseñanza. Había que añadir un
tiempo y un lugar a este proyecto formativo. Para ello fue fácil elegir
la temporada de verano para jóvenes laboralmente inactivos (minorías
selectas entonces) y un bello lugar como era Santander, en la costa
norte del Cantábrico, propicio por clima suave en verano y belleza
combinada de mar y montaña. Se daba la circunstancia añadida que por
entonces la monarquía española había adoptado la moda europea de los
baños de mar, y también elegía la costa de Cantabria para practicarlos.
Así nació la Universidad Internacional de Verano de Santander, en 1932,
creada por el ministro Fernando de los Ríos. Más tarde fue bautizada
como Menéndez Pelayo de Santander.
Esta Universidad Internacional de Verano viene desarrollando desde
entonces sus cursos de verano, siempre con protección oficial y buen
apoyo económico del gobierno central de turno, con independencia del
color político que corresponda. Sigue invitando y becando a jóvenes
estudiantes e investigadores para realizar alguno de sus muchos cursos,
intercambiar experiencias, y disfrutar de una semana o dos de bienestar
físico y espiritual en Santander. Es al mismo tiempo una plataforma
política de primer nivel, pues en ese contexto es frecuente escuchar de
personalidades políticas declaraciones de interés periodístico, siempre
mucho más políticas que científicas. Desde luego que es una universidad
siempre politizada, y muy sometida a amiguismos, presiones, nepotismos,
porque lo cierto es que todo profesor universitario español que se
precie, y sea valorado en algo, alguna vez ha pasado por aquel Palacio
de la Magdalena para impartir una conferencia o un curso de verano. O al
menos aspira a ello.
Otros Cursos de Verano de fuerte financiación y con notoria
trascendencia social son los que se celebran en El Escorial, desde las
Universidades de la Comunidad de Madrid, y con gran apoyo mediático,
político y económico, incluida la financiación de algún gran banco. Pero
hay otros Cursos de Verano que se desarrollan, con diferente suerte y
éxito, por las diferentes universidades de España, como es el caso ya
mencionado al comienzo de este artículo de nuestra Universidad de
Salamanca.
El modelo actual de Cursos de Verano combina esas actividades de
relumbrón científico, académico o político, con otra línea que es cada
vez más viva y demandada a las universidades, como es la formación
contínua. Esta es una nueva vía formativa, acorde con el espíritu de
nuestro tiempo, las demandas formativas de la sociedad más dinámica y
las posibilidades firmes y reales que tiene una universidad ya no
encastillada, sino abierta a lo que pide el ciudadano, las empresas, el
desarrollo científico, las administraciones públicas. De ello hablaremos
en otro momento, porque es un perfil novedoso y estrella para las
universidades del siglo XXI, pero los Cursos de Verano se erigen en un
magnífico ejemplo de hacia donde caminamos como sociedad en formación, y
como una universidad más abierta y flexible.
José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es
PREMIO EDUARDO LOURENÇO
2008
El plazo hasta el 20
de Septiembre
El Centro de Estudios Ibéricos ha
convocado el Premio Eduardo Lourenço 2008, valorado en 10.000 euros,
destinado a galardonar personalidades o instituciones de lengua
portuguesa o española que hayan sido protagonistas de una intervención
relevante e innovadora en el ámbito de la cooperación y en el dominio de
las identidades, de las culturas y de las comunidades ibéricas.
Las candidaturas al galardón, instituido en el año 2004, podrán ser
presentadas hasta el próximo 20 de septiembre en el Centro de Estudios
Ibéricos, ubicado en el Edificio de la Cámara Municipal de Guarda, Praça
do Municipio, 6300-854, Guarda.
Las propuestas deberán ir acompañadas del currículo vitae del candidato
y de la documentación considerada útil por los proponentes. Los miembros
del jurado también pueden presentar sus propios candidatos.
El premio será atribuido por un jurado integrado por los miembros de la
dirección del Centro de Estudios Ibéricos (rector de la Universidad de
Coimbra, rector de la Universidad de Salamanca y presidente de la Cámara
Municipal de Guarda) y por más de ocho personalidades. Las
deliberaciones del jurado serán tomadas por mayoría absoluta y el premio
será entregado durante la ceremonia pública que tendrá lugar el 27 de
noviembre de 2008.
CRÓNICA
Sinapismo
Na Vila onde vivo há muitos cães à solta.
Uns porque são abandonados por caçadores sem escrúpulos e por aí ficam
ao deus-dará, outros por mais do mesmo do menino ou da menina que se
aborreceu do bicho e preferiu um brinquedo qualquer porque afinal o cão
perdeu o encanto quando deixou de ser cachorro. Também há com dono ao
lado ou, pelo menos, conhecido, e daqueles que nos habituamos a ver
todos os dias, que não têm dono e são por isso património colectivo. Têm
todos uma vida sossegada, pelo menos duma perspectiva humana, já que é
insondável o que se passa na cabeça dum cão. O Mantorras é um rafeiro de
pelo preto, muito independente, que se fez adoptar pelos trabalhadores
do estaleiro da Câmara Municipal. Por isso estranha aquele hábito dos
amigos não comparecerem dois dias por semana no local de encontro. Passa
os fins-de-semana deitado na relva do jardim, certamente intrigado sobre
este comportamento estranho dos amigos humanos. Para ele os dias são
todos iguais, por que não os destes desiguais de duas patas, pensará
talvez o Mantorras.
Mas em Agosto é ainda pior. Não bastava aquela paragem semanal de dois
dias, em que se deixam de ouvir os martelos, as serras, as camionetas e
máquinas pesadas dum lado para o outro, e ainda por cima falta gente
mesmo nos dias em que deveriam estar todos.
Julgo que o animal se interroga sobre se aquela gente anda a tramar
alguma, mais ou menos assim: hum, não aparecem, que sinal será este, que
terão os homens em mente?
Talvez exagere e o Mantorras não faça realmente estes juízos de valor.
Talvez esta seja uma deformação humana. Ou talvez a deformação seja não
desconfiar, sei lá. É verão e a gente fica de repente tolerante até com
as formigas que se vão ao açucareiro.
Seja como for, eu que não sou cão e estou aqui voluntariamente,
desconfio do silêncio dos que guardam o verão para não fazer ondas onde
não há mar. Falo de outros animais, naturalmente. Daqueles que nos fazem
chegar a mostarda ao nariz e talvez estejam a precisar dum bom sinapismo.
Aqueles que vão fazendo de nós e dos contentores a melhor expressão da
solidariedade e do são convívio, são apenas bichinhos à procura de
festas.
Mas desta forma fica tudo muito mais tranquilo. Até parece que se
acabaram definitivamente os problemas, que há não muito tempo nos faziam
a cabeça em água. Sabemos que não. Saberemos melhor com as primeiras
chuvas de Outono e é por isso que nesta altura se retemperam as forças,
como fazem os trabalhadores do estaleiro da C.M. O que nos espera para
além desta espécie de neblina de iodo são de novo aqueles que são
capazes de abandonar animais e acham que é tudo normal, desde que a fome
não lhes suba as escadas. Só mesmo o Mantorras, que por aqui se entretém
desde o fecho da última temporada de caça, julga o fenómeno de forma
original e espera deitado na relva que as coisas se modifiquem.
João de Sousa Teixeira
teijoao@gmail.com
CONTRABAIXO
Do património
Andava eu a passear numa das muitas
cidades portuguesas rendida ao caos urbanístico quando resolvi visitar
um pequeno forte marítimo, património com uma história imensa para
contar. Logo na entrada, no topo, uns graffiti não auguravam nada de
brilhante. A capela está encerrada e não terá nada de digno no interior.
“Apenas as paredes”, fui informado. Já à sua volta algum lixo, sacos de
hipermercado, papéis, restos de embalagens, adornos que mostram tanto a
falta de cuidado de quem utiliza o espaço como de quem dele cuida.
Subi as escadas e dou com o farol que só foi recuperado graças à
iniciativa de privados. Procurei a entrada mas, sem surpresa, verifiquei
que se encontra fechada. Passagens para zonas superiores sem qualquer
informação sobre o perigo de alguma da muralha estar destruída, deixando
uns bons metros de queda à mão de semear dos incautos ou das crianças
apenas com olhos para o horizonte.
Numas pequenas salas, uns painéis arrumados de forma descuidada tornam
acessível alguma informação, mas a péssima iluminação e a forma algo
caótica da sua organização não convidam a mais do que uma passagem
rápida. Salva-se a jovem que se disponibiliza para esclarecer alguns
pontos sobre o passado vibrante daquele espaço.
Trata-se de um imóvel classificado de interesse público. O que seria
dele se não o fosse…
Parece fácil mas trata-se de uma das maiores incongruências nacionais.
Estamos sempre a reverenciar um passado de aventureiros, descobridores
intrépidos e com uma rica história para contar mas, na prática, não
estamos dispostos a investir no nosso património para que o mesmo se
afirme simbolicamente como herdeiro e referência e, muito menos, para
que o mesmo crie valor no campo do jogo económico, através das receitas
do turismo.
Qualquer visitante, após entrar no forte a que fiz referência, vai
sentir o mesmo que eu: aquele espaço está entregue a ele mesmo, sem
qualquer investimento que permita ser um pólo de atracção e de
enriquecimento para quem por ali passa. É o quase abandono. É assim uma
espécie de fingimento, um engano para nós próprios.
Acontece que os nossos impostos também servem para que a nossa história
seja respeitada através da recuperação, manutenção e disponibilização
para usufruto pelo público de todos os espaços notáveis, e são muitos,
que nos ajudam a compreender melhor o que somos e como aqui viemos
parar. Creio que nos dias de hoje já não fará sentido levantar a
bandeira de que é na direita política que se encontram os naturais
defensores do património, por oposição a uma esquerda mais interessada
na criação contemporânea. Tratar-se-á muito mais de uma questão de
respeito por nós próprios. E, esse, o respeito, ou se tem, ou não.
Como nota de rodapé, não posso deixar de referir algo que ainda me deixa
perplexo. Leio nos jornais que a Orquestra do Algarve poderá acabar, por
força de dívidas aos músicos e de acções interpostas em tribunal. É
inegável o papel muito importante que a Orquestra tem assumido na região
que lhe dá o nome. E quando dou conta das somas astronómicas gastas com
o Allgarve, não posso deixar de perguntar: já que o Ministério da
Cultura não terá dinheiro para muito mais, não poderá ser o colega da
Economia a dar uma ajudinha e viabilizar um projecto, este sim,
estruturante para a região?
Carlos Semedo
carlossemedo@gmail.com
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